En la meca del cine mundial, todo luce más relajado. Los autos descapotables serpentean glamorosos entre palmeras, bajo el suave sol de otoño. La gente toma café en las veredas de Hollywood Boulevard, entre pelucas y artículos “vintage”. Este enclave en las afueras de Los Angeles se preparaba anoche para recibir la visita de Barack Obama quien, lejos del relax, llegará aquí apurado, para una cita en televisión que no durará más que un suspiro.
En un signo más de que la campaña estadounidense está al rojo vivo, el presidente emprendió en la madrugada de ayer una frenética gira electoral para viajar a 8 estados en 40 horas. Los candidatos no se dan respiro.
En esta recta final para los comicios del 6 de noviembre, Obama se somete al máximo esfuerzo para sumar los votos decisivos para impedir que su rival republicano, Mitt Romney, le arrebate la presidencia. Para eso se focalizó en los llamados “swing states”, los estados independientes que suelen inclinarse indeterminadamente por republicanos o demócratas.
Así, el jefe de la Casa Blanca partió al amanecer en el Air Force One rumbo a Davenport, en Iowa, uno de los estados indecisos.
Tras pronunciar allí un discurso fue a Colorado y luego a Nevada, dos estados cruciales del medio oeste del país. Luego estuvo solo un rato anoche en Los Angeles, California, y se entiende la brevedad.
En uno de los estados más liberales del país, aquí la mayoría es demócrata y los candidatos entonces no pierden ni tiempo ni dinero en el estado del sol. Sin embargo, Obama grabó aquí anoche un programa con Jay Leno, uno de los humoristas más populares de Estados Unidos, para poder insertarse en las pantallas de millones de hogares.
Esta mañana llegará a Florida, seguirá rumbo a Virginia y Ohio, dos estados decisivos, con una escala en su ciudad, Chicago, donde votará por anticipado.
Romney tampoco se quedó quieto. Confiado por su ascenso en las últimas semanas en las encuestas, también da batalla en los estados fundamentales. Estuvo en Nevada y también en Colorado, pero el foco de atención de su campaña ayer fue más bien intentar neutralizar las desatinadas declaraciones de un candidato de su partido al Senado sobre las violaciones (ver página 25).
El maratón de los candidatos se explica por los números.
Los sondeos en los estados decisivos siguen mostrando un empate o alguna leve ventaja para Obama dentro del margen de error. Un sondeo a nivel nacional de Gallup da una leve ventaja a Romney.
Obama debe luchar, sobre todo, con el desánimo que reina entre muchos de sus votantes en el 2008. Su desafío es lograr esa masiva movilización que electrizó su campaña hace cuatro años y empujar otra vez a todos a que salgan a votar. En un estado como Georgia, por ejemplo, esta enviada pudo comprobar que muchos afronorteamericanos –una comunidad que casi en su totalidad votó por Obama– reconocen que el presidente no ha hecho lo suficiente. Jamás votarían por Romney, pero quizás se queden en sus casas.
Por eso el jefe de la Casa Blanca hizo trascender un dramático llamado. Su portavoz de campaña, Jennifer Psaki, dijo que en estas elecciones se corría el riesgo de que sucediera lo mismo que en el 2000, cuando la enorme paridad entre Al Gore y George Bush obligó a un recuento de votos que duró meses. Es casi un ruego: “Salgan todos a votar”.
Los republicanos, en tanto, intentan embarrar la cancha. Conscientes de la enorme popularidad de la Primera Dama, el multimillonario Donald Trump salió a decir por Twitter que tiene una enorme noticia entre sus manos: dejó trascender que Michelle habría presentado los papeles para divorciarse de Obama. Nadie le cree demasiado, pero el rumor es la comidilla de Hollywood.
No es claro, sin embargo, si ese tipo de golpes de efecto producirán algún daño en la figura del presidente, o si no se convertirán en un boomerang contra sus creadores. La elección en cualquier caso la definirán los indecisos que valoran su voto más por cuestiones inmediatas, la principal de ellas su bolsillo, clave en un país que está aún muy golpeado por la crisis de 2008.
Fuente. DIARIO CLARÍN DE BUENOS AIRES
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