Artur Mas intentó ponerse al frente de la ola soberanista del Onze de Setembre pero erró en el cálculo y si se descuida se lo lleva por delante. Sí, CiU ha ganado las elecciones, pero es unavictoria muy amarga puesto que lejos de obtener los votos prestados que reclamó durante toda la campaña, no ha conseguido ni retener los que cosechó hace dos años. Se ha quedado en 50 diputados, una docena menos que hasta ahora. Primera conclusión: el electorado independentistano se fía de CiU, el conservador se ha asustado, y los recortes aquí también pasan factura.
Quienes auguraron que el plan hacia el Estado propio que Mas diseñó puede acabar en el mismo cajón que el de Juan José Ibarretxe tal vez no estaban tan equivocados. Porque a pesar del auge espectacular de Esquerra (de 10 a 21 diputados), el ascenso de Iniciativa (gana 3) y la entrada de laCandidatura d'Unitat Popular (CUP) con 3 representantes, la mayoría soberanista no suma los dos tercios imprescindibles en el Parlament para poder convocar la consulta, que, sí o sí, prometió el presidente de la Generalitat.
Así que, una vez conocido el mal resultado, elcandidato de CiU ayer asumió que la propuesta deEstado propio ha embarrancado aunque se reafirmó en su intención de convocar la consulta. Y advirtió a quien piense, sobre todo en Madrid, que el proceso soberanista ha quedado abortado de que se equivoca.
ALIANZAS
Quizá alertado ya por los sondeos internos que pronosticaban un batacazo, el 'president' admitió hace unos días que sin la mayoría absoluta el proceso soberanista quedaría «debilidado», aunque no anulado. Ítaca queda muy lejos y el escenario que se abre a partir de hoy mismo es muy incierto. CiU gobernará pero no puede hacerlo sola. Esquerra está en disposición de garantizarle los 18 diputados que necesita, siempre que la federación nacionalista no levante el pie del acelerador soberanista. Mas, en un claro mensaje a los republicanos, apeló a la «responsabilidad» del resto de fuerzas para que en estas circunstancias faciliten la gobernabilidad del país. No será fácil, como reconoció el candidato de CiU ante la militancia congregada en el Hotel Majestic. La cara de Josep Antoni Duran Lleida cuando se corearon gritos a favor de la independencia era el mejor reflejo de las contradicciones que existen en la dirección de CiU.
Poco después, un exultante Oriol Junqueras pareció recoger el guante de Mas al referirse a los tiempos complicados que se avecinan. Esquerra ha pasado página del tripartito, el electorado también, y falta por ver hasta dónde está dispuesta CiU a entenderse con la nueva Esquerra. Hay que tener en cuenta que Mas esta vez no puede recurrir al PPC (al menos de momento). Otra cosa es que, por el bien de las arcas catalanas y de muchas nóminas públicas, ambas partes, CiU y Gobierno central, estén obligados a hacer un esfuerzo para rebajar la tensión.
A falta de explorar las posibilidades de entente con Esquerra, existe una alternativa; el PSC. Nadie sabe cómo puede responder a los cantos de sirena que lleguen desde CiU. La alianza con los socialistas --no descartable-- de entrada se antoja compleja, aunque seguro que es la que firma más de uno en Unió y por supuesto es la preferida de muchos empresarios.
CONTRADICCIÓN
A los socialistas, sus 20 escaños, el peor resultado en unas autonómicas, les saben a gloria. Pierden ocho diputados y por primera vez en la historia dejan de ser el primer partido de la oposición. Su (único) consuelo es que los sondeos les vaticinaban todavía un resultado peor. El voto antirrecorteslo ha capitalizado Iniciativa que, a pesar de crecer, ha visto cómo la CUP empieza a disputarle algún voto.
El día después de Pere Navarro no será mucho mejor que el de Mas. Además de calmar a los de casa tiene pendiente resolver sus problemas con el PSOE. Atentos a los movimientos de Carme Chacón en Madrid y las tensiones para renegociar el protocolo de relaciones de ambos partidos.
En cambio, el PPC puede sacar pecho porque gana un diputado sin que los recortes de Mariano Rajoy ni los de Mas les hayan provocado ni un rasguño. Otra cosa es que los populares continúen arrastrando problemas de integración. Solo así se explica que sembrase los colegios electorales de jóvenes de Nuevas Generaciones procedentes de Madrid para que actuasen como apoderados.
Entre el resto de fuerzas, y aunque Mas nunca irá a buscarles, los triunfadores de la noche fueronAlbert Rivera (Ciutadans) y David Fernàndez (CUP).
El resultado gustará más o menos, pero el récord de participación prueba que los catalanes han dado a estas elecciones la trascendencia que tenían. Ahora les toca a los elegidos gestionar la nueva etapa.
Fuente. EL PERIÓDICO DE ESPAÑA
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