Excanciller, jefe de defensa de Colombia en La Haya, advierte sobre posible nueva demanda nica.
Una de las razones por las que Colombia debe apurar su retiro de La Haya es evitar que Nicaragua vuelva a acudir a ella para afectar más intereses nacionales en el Caribe u otros vecinos sigan su línea. En este riesgo coinciden el excanciller Julio Londoño Paredes y el Gobierno.
Londoño, el hombre que estuvo al frente del equipo defensor del país en La Haya, le confesó a EL TIEMPO que la decisión de ese tribunal le causó "sorpresa, profundo dolor e indignación", de lo cual no se ha recuperado. (Lea también: Tras fallo de la Corte Internacional, todavía hay riesgo: Canciller)
¿Por qué se llegó a esta decisión en la Corte?
Porque Colombia está vinculada al Pacto de Bogotá, que establece la jurisdicción obligatoria de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en las diferencias que se presentan entre los Estados. Nicaragua invocó, entre otras cosas, el Pacto de Bogotá y se abrió un caso ante ese tribunal.
El Gobierno actuó con evidente respaldo en todos los instrumentos de derecho internacional y en la jurisprudencia de la Corte. Esta fue una política con la que 11 gobiernos estuvieron plenamente identificados. Fue una línea que todos siguieron.
Pero si el Gobierno considera el fallo adverso, hay algo que se hizo mal. ¿Qué fue?
La falla radica en que la Corte dejó de aplicar normas y principios fundamentales del derecho internacional y de su propia jurisprudencia, especialmente en lo que se refiere a la jurisdicción marítima que les corresponde a las islas. Y la Corte entró a afectar tratados de Colombia con otros Estados. Hay una falla de concepto muy seria.
¿Qué tan optimista es usted de los recursos que quedan?
El Gobierno está estudiando los eventuales recursos que se puedan presentar. No me quiero adelantar, espero que el Gobierno se pronuncie y tome una decisión. En principio, los fallos de la CIJ son definitivos e inapelables.
¿Pero se pueden desconocer?
En principio, jurídicamente, estos fallos no se pueden desconocer, pero un Estado, en un momento determinado, puede tomar una actitud. Se está analizando con el Gobierno qué acciones seguir frente a ese fallo.
¿Hay antecedentes de otros países que no hayan acatado a la Corte de La Haya?
No en estas condiciones. Se han presentado algunos casos, pero de otras características. Le cito uno muy conocido: el de Estados Unidos con Nicaragua, respecto de los 'contras'. Estados Unidos estuvo presente en la primera parte del procedimiento, después no asistió y la Corte, naturalmente, concluyó hasta emitir un fallo en su contra. Otro fue con Albania y Gran Bretaña, en 1946 o 1948, sobre el canal de Corfú que, a la larga, tuvo que cumplirlo Albania en 1973, 30 años después. Hay situaciones completamente diferentes, pero en principio esos fallos son de obligatorio cumplimiento y no es común desconocerlos.
¿Usted es partidario de desconocer el fallo?
Prefiero que sea el Gobierno el que lo diga, porque yo me limito a una tarea en la cual todavía nos encontramos comprometidos, que es analizar con el equipo, cuidadosamente, el fallo para tomar al respecto una decisión.
¿Colombia definitivamente ya perdió ese pedazo de mar?
Más que hablar de pérdida hay que hablar de cuáles son los derechos que a cada país le quedan. En este fallo se reconoció la soberanía de Colombia sobre la totalidad de los cayos, que ha reivindicado desde 1971. Con respecto a la delimitación marítima, el trazado de la Corte nos afectó profundamente.
¿Y ahí sí perdimos?
Perdimos con relación a las aspiraciones de política.
¿Qué beneficios tendría denunciar el tratado de 1948?
Quedaría completamente cerrada la posibilidad de que un Estado, parte del Pacto de Bogotá, nos demande nuevamente ante la CIJ por cualquier propósito.
¿Y esos riesgos existirían?
Existen. Es posible que en cualquier momento otro Estado tome la decisión de llevarnos nuevamente a la CIJ.
¿Qué dimensión tiene la advertencia de que Nicaragua puede venir por más?
Nicaragua ha desconocido los tratados con todos sus vecinos: con Honduras, con Costa Rica y con Colombia. Esas son las características de Nicaragua, un país que tiene esa naturaleza y, con la experiencia que tenemos de su conducta, no hay que descartar ningún tipo de acción.
¿Nicaragua sólo acepta la justicia internacional cuando le conviene?
Esa ha sido su política, porque desconoce tratados bilaterales cuando así lo considera. Somos víctimas de esa política, que es farisaica.
¿Es dable pensar que insista en otros pleitos en el área?
Es posible. No lo descarto.
¿Hay que estar en alerta contra nuevas pretensiones de Nicaragua en el Caribe?
Colombia tiene que examinar, de aquí en adelante, muy cuidadosamente cuándo acepta la jurisdicción de la Corte.
¿O sea que es indispensable retirarse ya de La Haya?
Es una decisión que corresponde al Gobierno, y he visto que la
Canciller está estudiando eso cuidadosamente y en cualquier momento puede ocurrir.
'Sorpresa, dolor e indignación'
¿Cuál fue su sensación cuando escuchó, de boca del presidente de la Corte, una decisión que usted dice que no esperaba?
El grupo colombiano que estaba defendiendo los intereses de nuestro país, que estaba presente en el recinto de la Corte, sufrió de sorpresa, dolor e indignación desde el primer momento.
Primero, fue de sorpresa evidente. Segundo, de dolor profundo, del cual no nos hemos recuperado. Y tercero, de indignación.
¿Y de impotencia?
Es como cuando en algún momento se arranca del alma un ser querido. Es que nosotros hemos estado trabajando punto a punto por años, y naturalmente hemos visto una falla evidente y protuberante en la Corte Internacional de Justicia en relación con la delimitación marítima. Otra cosa es el análisis que hizo la Corte con respecto a la soberanía de Colombia sobre los cayos, que está en el mismo fallo.
Fuente. DIARIO EL TIEMPO DE BOGOTÁ
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