La legislación para reformar el sistema de inmigración de Estados Unidos podría ser presentada ante el Congreso esta misma semana, según uno de los senadores demócratas implicados en las negociaciones. La Cámara de Representantes y el Senado reanudan este lunes sus sesiones legislativas después de dos semanas de receso, y la ley de inmigración, una de las grandes prioridades del presidente, Barack Obama, puede ser una de las primeras protagonistas.
“Todos hemos admitido que no habrá acuerdo hasta que los ocho pactemos una ley específica y espero que podamos hacerlo a finales de esta semana”, reconoció este domingo el demócrata Chuck Schumer, miembro del “Grupo de los Ocho”, como se conoce a los senadores -cuatro demócratas y cuatro republicanos- que negocian las bases de la legislación.
El “Grupo de los Ocho” debe convencer al resto de miembros de sus respectivos partidos de que apoyen el mismo acuerdo al que lleguen ellos. La presencia de senadores tan conservadores como Rubio, líderes históricos como McCain o el representante de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, ha inspirado optimismo entre todos los sectores que apoyan la reforma. Sin embargo, anticipando el giro que puede tomar el debate a partir de la próxima semana, Schumer y McCain optaron por palabras más sobrias.
“Va a haber un gran descontento con esta propuesta porque nadie consiguió todo lo que quería”, reconoció McCain este domingo durante su aparición en el programa “Face the Nation”, de la cadena de televisión CBS. “Hay posturas muy cerradas en los lados de esta historia”. Schumer, por su parte añadió que hay legisladores de ambos partidos “en contra de la ley” y que ahora contarán con “la oportunidad de criticarla. Tenemos un largo camino por delante”.
Los senadores revelarán finalmente esta semana las partes clave deuna legislación que aspira a regularizar a más de 11 millones de indocumentados que se estima residen en EE UU, crear un sistema de control para que las empresas no contraten a personas sin permiso para trabajar ni residir en el país, así como un programa de trabajadores extranjeros temporales.
Entre las bases acordadas por los senadores el pasado mes de enero estaba incluida la creación de una vía para la ciudadanía, algo que también defiende el presidente Obama -ha declarado que vetará cualquier ley que no contemple esta posibilidad-, pero con la condición de que esté garantizada la seguridad en la frontera. Este apartado, defendido por conservadores como el senador de Florida, Marco Rubio, puede ser uno de los más espinosos de cara al debate en las dos Cámaras.
Los sindicatos de trabajadores también alcanzaron recientemente un acuerdo histórico con la Cámara de Comercio para crear un programa que lleve a EE UU hasta 200.000 trabajadores temporales cada año. Pero un pacto similar fue imposible en 2007 y puede ser difícil de lograr entre todos los legisladores a pesar del interés de ambos partidos en sacar adelante la reforma.
Rubio se desmarcó horas después de conocerse este acuerdo asegurando que ni siquiera representaba un pacto entre los ocho senadores. El republicano no ha dado su respaldo a ninguno de los grandes apartados de la reforma ni ha aclarado si dejará su nombre fuera del proyecto legislativo cuando se presente ante las Cámaras. Su reticencia podría convertirse así en el primer ejemplo del largo camino que le espera la ley para llegar hasta su aprobación.
El Partido Republicano se sumó a las negociaciones sobre la reforma migratoria tras los resultados electorales del pasado mes de noviembre, cuando siete de cada diez votantes hispanos dieron su apoyo a Obama, facilitando su reelección. Los republicanos dejaron atrás su retórica en defensa de leyes tan rigurosas como la de Arizona o estrategias de “auto deportación” para luchar contra la inmigración ilegal y han apostado por reinventar un sistema de inmigración anticuado.
El proyecto de ley del Senado y el de la Cámara de Representantes deberán ser sometidos a debate y votación en las próximas semanas. Si ambos salen adelante, los legisladores lo reconciliarán en un texto conjunto que necesitará de nuevo el respaldo de cada Cámara y llegará hasta el presidente para su firma definitiva. Se prevé que el proceso termine el próximo mes de mayo.
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