El Gobierno de Estados Unidos tiene “ciertas garantías” por primera vez de que el régimen de Siria ha utilizado, aunque a pequeña escala, armas químicas en la guerra civil que sostiene contra grupos rebeldes, lo que puede ser el anticipo del anuncio de nuevas y más enérgicas medidas de intervención por parte de Barack Obama en un conflicto que se extiende por más de dos años. La Casa Blanca ha explicado al Congreso que es preciso proceder a otras comprobaciones antes de emprender acciones militares.
En una carta enviada a los congresistas, el director de la Oficina de Asuntos Legislativos de la Casa Blanca, Miguel Rodríguez, informa de que existen informes de inteligencia que confirman “con variable certeza” que el régimen de Bachar el Asad ha hecho uso de armas químicas y asegura que “la Administración está preparada para responder apropiadamente en todas las contingencias”. No está claro, sin embargo, si esta información es suficiente para establecer que el Gobierno sirio ha cruzado la línea roja que Obama marcó en el pasado.
Por mucha prudencia con que el presidente trate ahora de manejar esta crisis, se encuentra atrapado por el compromiso que ha asumido y por la presión que ya ha comenzado a crearse. Para algunos destacados congresistas republicanos no existe ninguna duda de que esta revelación equivale al cruce de esa línea roja, y han reclamado acciones contundentes e inmediatas. John McCain y Lindsey Graham pidieron que se establezca una zona libre de vuelos, similar a la que se impuso en Libia, a fin de que Asad no pueda utilizar la aviación contra los rebeldes. Al mismo tiempo, proponen que se entreguen armas a algunos grupos de oposición y que se traten de destruir los arsenales de armas químicas del régimen, que, en opinión de Graham, “tienen capacidad de matar a miles, si no millones, de personas”. También en las filas del Partido Demócrata, la senadora Dianne Feinstein, la presidenta del comité de Inteligencia, ha declarado que “está claro que Siria ha cruzado la línea roja y son necesarias acciones para evitar que se usen armas químicas a mayor escala”.
Antes de que se conociera la comunicación de la Casa Blanca al Congreso, el secretario de Defensa norteamericano, Chuck Hagel, adelantó que el Gobierno sirio ha utilizado un producto químico de efectos letales conocido como gas sarín contra población civil. En unas declaraciones realizadas en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos, Hagel recordó que el uso de ese armamento representa una violación de las leyes internacionales y “sería inaceptable” para EE UU.
En su informe al Congreso, la Casa Blanca precisa que “teniendo en cuenta los desafíos que esto implica y, según lo que hemos aprendido de recientes experiencias, las pruebas de inteligencia por sí solas no son suficientes; solo una creíble y corroborada comprobación de hechos nos conducirá con cierto grado de certeza a tomar una decisión”. El Gobierno norteamericano propone que esa comprobación la haga una comisión internacional bajo el mandato de Naciones Unidas, que se ha ofrecido a ello. Pero existen muchas dudas de que sea posible, puesto que el Gobierno sirio puede negarse a la inspección internacional de sus arsenales. Un portavoz del Departamento de Estado no aportó datos complementarios sobre cómo podía procederse a esa inspección.
Esta misma semana, el general Itai Brun, un responsable de Inteligencia de Ejército de Israel , el principal aliado de EE UU en Oriente Próximo, había denunciado también que el régimen de Damasco había recurrido a su arsenal nuclear, cuya existencia es reconocida por las autoridades de ese país. Los datos facilitados por Israel son particularmente apreciados porque se da por hecho que ese país dispone de espionaje humano, de agentes sobre el terreno, no solo de inteligencia electrónica.
Poco después de saberse la denuncia hecha en Washington, el Foreign Office británico emitió una declaración en la que asegura que dispone de “limitada pero convincente información de varias fuentes” sobre el uso de armas químicas, incluido gas sarín, por parte del Ejército de El Asad. Francia también se ha pronunciado en ese sentido en el pasado.
Obama se encontraba en Dallas, tomando parte en la ceremonia de inauguración de la Biblioteca de George W. Bush, cuando se dio a conocer esta información, que lo sitúa, probablemente, ante la situación más difícil de su presidencia en política exterior. Cualquier tipo de acción militar en Siria, un país clave en el equilibrio de Oriente Próximo, puede desatar consecuencias imprevisibles.
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