El presidente ruso, Vladímir Putin, ha reconocido que Edward Snowden, el exinformático de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) estadounidense permanece en la zona de tránsito del aeropuerto moscovita de Sheremétievo desde el domingo, cuando llegó procedente de Hong Kong. “El señor Snowden efectivamente llegó a Moscú. Para nosotros esto fue totalmente inesperado. Llegó como pasajero en tránsito. No necesita visado ni otros documentos, tiene derecho a comprar un pasaje y volar adonde quiera”, dijo Putin desde Finlandia, donde está en visita oficial. Y agregó: “Él no cruzó la frontera, por eso no necesita visado. Cualquier crítica hacia Rusia son desvaríos y tonterías”.
Putin, según la agencia rusa RIA, también declaró que el filtrador “es una persona libre” y que “cuanto más rápido elija su destino final, mejor será para nosotros y para él”. Aseguró, además, que los servicios secretos rusos “nunca han trabajado con el señor Snowden ni lo hacen hoy”. El dirigente ruso dio a entender que difícilmente Washington contará con la colaboración de Moscú en este asunto: “Assange [el fundador de Wikileaks] y Snowden se consideran defensores de los derechos humanos que luchan por la divulgación de la información. Preguntaos: ¿Hay que entregar a esa gente para que sea encarcelada? En cualquier caso, preferiría no ocuparme de este tipo de cosas, porque es lo mismo que trasquilar a un cerdo: mucho chillido y poco pelo”.
El secretario de Estado John Kerry, suavizando algo el tono, pidió desde Arabia Saudí que el Kremlin extradite al filtrador. “No queremos confrontaciones, no estamos dando órdenes a nadie, simplemente pedimos una actuación dentro de unos procedimientos que no pueden ser más normales”. Kerry apeló al principio de reciprocidad al recordarle a Moscú que en los últimos dos años extraditó a siete rusos reclamados por Moscú.
Algunas horas antes de las declaraciones de Putin, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, también había rechazado de plano los ataques contra Rusia por el caso Snowden, aunque se había abstenido de aclarar si se encontraba en territorio ruso. “Consideramos absolutamente infundados e inaceptables los intentos de acusar a la parte rusa de violar las leyes de EE UU y participar poco menos que en un complot, lo que, por si fuera poco, va unido a amenazas en contra nuestra”, afirmó el ministro, que debe encontrarse con el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, dentro de dos semanas en Brunei, en una reunión de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean).
Lavrov y Putin tienen formalmente razón: la policía rusa no tiene derecho a detener a Snowden puesto que este, aunque se encuentre en Sheremiétevo, técnicamente no está en territorio ruso puesto que no ha abandonado la zona internacional del aeropuerto moscovita.
Snowden, exempleado de la compañía subcontratada por la NSA, está acusado de traición por Estados Unidos, que ha emitido una orden de captura en su contra. El informático, de 30 años, reveló un masivo programa de espionaje de Internet y de llamadas telefónicas de los gobiernos norteamericano y británico. Ahora las autoridades estadounidenses no saben con certeza cuánto material secreto tiene Snowden en su poder. Creen que al menos lleva consigo cuatro ordenadores portátiles y varios discos duros. Todo un botín para los rusos.
Nadie sabe cuáles son los planes de Snowden ni cuándo piensa volar ni a qué país. Todos los intentos que han hecho los numerosos periodistas que están a la caza, no han dado resultado. Como Julian Assange ha dicho que Wikileaks ha pedido asilo político para Snowden en varios países, algunos piensan que este está esperando simplemente que le lleguen todas las respuestas para decidir qué hacer.
En un principio, se especuló con que Snowden iba a viajar primero a Cuba, para ir desde allí a Venezuela o a Ecuador. Finalmente ha sido el Gobierno de Quito quien ha reconocido que el exinformático solicitó asilo en el país andino y que la solicitud se está considerando seriamente. Ecuador es la opción más plausible si se tiene en cuenta que su Gobierno alberga a Assange en su Embajada de Londres desde hace un año. El fundador de Wikileaks se refugió allí después de que Reino Unido autorizara su extradición a Suecia para ser procesado por violación.
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