En una radicalización de su estrategia electoral, la presidenta Cristina Kirchner ordenó afrontar la campaña con miras a las elecciones legislativas del 27 de octubre próximo con la premisa de que existe "un intento de golpe institucional" de la oposición y del Grupo Clarín tras la derrota en las primarias, hace diez días, y es por ello que intentará hoy en Río Gallegos un gran acuerdo social con las principales cámaras empresariales y con las centrales gremiales oficialistas.
El encuentro comenzará a las 12 en el Obispado de Río Gallegos, donde la mandataria firmará el polémico contrato de obras de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, adjudicadas al consorcio Electroingeniería, Hidrocuyo y China Gezhouba Group por 24.358 millones de pesos.
Luego, a las 13.30, Cristina, los empresarios y sindicatos oficialistas se trasladarán al hotel Patagonia para la reunión cumbre. Participarán los titulares de la Unión Industrial (UIA), Héctor Méndez; de la Cámara de Comercio (CAC), Eduardo Eurnekian; de la Cámara de la Construcción (CAC), Gustavo Weiss; de la Asociación de Bancos privados (Adeba), Jorge Brito; de la Confederación General Económica (Cgera), Marcelo Fernández e Ider Peretti, y de la Confederación de la Mediana Empresa (CAME), Osvaldo Cornide.
También estarán Antonio Caló (CGT) y Hugo Yasky (CTA), mientras que no fueron invitados Hugo Moyano (CGT opositora), Luis Barrionuevo (CGT Azul y Blanca) ni Pablo Micheli (CTA).
La Presidenta estará acompañada por el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, y por el equipo económico. Será la primera movida de Cristina para intentar fortalecerse políticamente y mostrarse en el centro del debate con los que considera los principales factores de poder. Los calificó hace una semana en Tecnópolis como "los dueños de la pelota", o los "titulares", en desmedro de los ganadores de las primarias, a los que tildó de "suplentes" o meros delegados, en forma despectiva.
"Todos los ministros y funcionarios creemos que estamos ante un golpe destituyente de Clarín y de la oposición. Es un consenso general", confió a LA NACION una alta fuente oficial. Según Cristina, la conspiración consiste en ampliar la diferencia de votos en contra de ella para "debilitarla y afectar la gobernabilidad" en los últimos dos años de su mandato.
Según esa visión oficial, su lucha para evitar el "golpe institucional" radicará en reducir la desventaja en votos en octubre. Una manera es denunciarlo para asustar al electorado: la Casa Rosada instalará que perder las elecciones equivaldría a poner en peligro la democracia.
¿Y una derrota no abriría un compás de diálogo sobre políticas de consenso con la oposición? "No. Imposible. Son modelos incompatibles", agregó la fuente. La oposición deberá esperar.
Para el imaginario kirchnerista, el voto del 74% del electorado nacional en contra del Gobierno (que tuvo 26%) no obedecería a que la gente pide cambios en las políticas sino a la poderosa influencia del Grupo Clarín y de la "prensa dominante".
Otro factor de inestabilidad, para el Gobierno, es la oposición que propicia un cambio en la conducción del Congreso si obtiene mayorías en octubre.
MEJOR INGRESO
Por otro lado, la Presidenta intentará acuerdos con las corporaciones y los gremios para mejorar la distribución del ingreso. "Las empresas siguen ganando plata y tienen margen para redistribuir a los trabajadores", señalaban ayer en Balcarce 50. Se busca un caballito de batalla para seducir a sectores medios que le dieron la espalda en las primarias.
Además, confirmaron en el Gobierno que se analizan el aumento del mínimo no imponible en Ganancias, el impuesto a la renta financiera, subas en las asignaciones familiares, además de nuevas obras y líneas de créditos hipotecarios.
Los empresarios podrían plantear ante la Presidenta las trabas a las importaciones; los altos costos por la inflación; la pérdida de competitividad; el cepo cambiario y la falta de dólares; los aprietes del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno; la alta presión impositiva; la falta de inversiones; el tipo de cambio, y la energía.
Otra gran preocupación es la ley 26.831, de mercado de capitales, que le permite a la Comisión Nacional de Valores (CNV) intervenir en forma discrecional en las empresas cotizantes cuando un accionista minoritario se declare afectado.
La gran duda que se planteaba ayer en el gobierno nacional y también entre los empresarios consistía en si la Presidenta permitirá el diálogo franco con los representantes de los distintos sectores convocados a la cita en Santa Cruz o si Cristina Kirchner sólo pronunciará un discurso y aprovechará la oportunidad para la foto.
LOS TITULARES INVITADOS AL SUR
Quiénes son algunos de los participantes del diálogo social
- Héctor Méndez
Unión industrial argentina
Grandes industriales
El titular de la UIA confirmó su asistencia a la cita, pero advirtió que el Gobierno debe cambiar si no quiere perder más votos en octubre
- Osvaldo Cornide
Titular de la Came
La mediana empresa
La Cámara que preside Cornide está alineada con el Gobierno, pero acude al encuentro con una lista de reclamos, entre ellos el tipo de cambio
- Antonio Caló
CGT oficialista
El gremialismo K
La CGT de Caló ratificó su apoyo al Gobierno, pero en la central obrera hay sectores que ya advirtieron sobre posibles pases al massismo
- Hugo Yasky
CTA oficialista
Central de trabajadores
El secretario general confirmó su asistencia y dijo, en línea con el discurso oficial, que el modelo "no se rindió ante los grupos dominantes"
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