La larga lucha del colectivo de trabajadoras domésticas en Estados Unidos por hacer valer sus derechos y equipararlos a los de cualquier otro trabajador se acaba de ver recompensada con la aprobación del Congreso y el Senado de California de la propuesta de los derechos de los trabajadores domésticos –mayoritariamente mujeres- en este Estado.
La propuesta, presentada por el congresista demócrata por San Francisco Tom Ammiano, es la primera en la nación que regulariza por ley el derecho de las empleadas de hogar (niñeras, cocineras, limpiadoras y toda clase de asistentas domésticas) a ser pagadas por las horas extraordinarias que hagan al margen de las 40 horas semanales.
Es ahora el Gobernador Jerry Brown quien deberá firmar la propuesta, calificada como “un momento histórico” en palabras de Ammiano, quien espera que el mandatario estampe su firma la próxima semana y no se eche atrás como ya sucedió el año pasado.
Según las estadísticas, una de cuatro empleadas del hogar recibe una paga por debajo de los 8 dólares la hora, el actual salario mínimo en California. Además, muchas de estas trabajadoras no tienen derecho a hacer descansos en su jornada laboral ni tan siquiera para comer.
Este tipo de trabajos se utiliza muy a menudo como una manera de entrar en Estados Unidos. De hecho, cerca de las tres cuartas partes del empleo doméstico en California lo realizan inmigrantes –el 67% latinas-, según apuntan varios estudios llevados a cabo entre este colectivo.
El trabajo doméstico ha estado regulado en California desde 1976, pero sin la misma protección y los derechos de que gozan otros grupos laborales. Los propios legisladores han reconocido que “estos trabajadores se encuentran entre los más vulnerables y desprotegidos en el Estado”.
La lucha por los derechos de este colectivo ha sido apoyada ampliamente por los sindicatos. Katie Joaquin, que ha estado al frente de la campaña por la Alianza Nacional de Trabajadores Domésticos, señala que “el paso de California es gigantesco para todos los empleados del hogar de la nación”.
California es, junto a New York y Hawái, el Estado que ha ido más lejos a la hora de regularizar los derechos de un grupo que históricamente se ha caracterizado por recibir salarios muy bajos y trabajar muchas horas en condiciones duras. Massachussetts se está planteando también seguir el ejemplo de California.
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