lunes, julio 21, 2014

Los aliados se blindan ante Rusia

Los aliados se blindan ante Rusia



El derribo del avión malasio puede llevar a un acuerdo histórico en el que la OTAN adopte una política de firmeza, abandonando cualquier esperanza de entendimiento con Moscú

Cuando escribo estas líneas todavía desconocemos la autoría del derribo de un avión de pasajeros de la compañía Malaysia Airlines que sobrevolaba el este de Ucrania cumpliendo con las normas establecidas sobre el espacio aéreo de ese país. Las especulaciones se han desatado, pero las pruebas disponibles y la pura lógica apuntan a solo dos opciones:
1.- Las Fuerzas Armadas rusas utilizaron sus baterías de misiles tierra-aire Buk-S1 desde territorio de soberanía pero en las cercanías a la frontera.
En este caso la pregunta es ¿para qué volar un avión de pasajeros malasio? Caben dos respuestas. Para culpar a Ucrania y reducir así las simpatías europeas por su causa o por error. Si es la primera no han aportado pruebas, por falsas que estas sean, que inculpen al gobierno de Kiev. Si es la segunda ¿qué trataban de derribar? Si seguimos los recientes comunicados del gobierno ucraniano ante recientes derribos de aviones caza y de carga en el este constatamos que acusan directamente a las Fuerzas Armadas rusas actuando desde territorio ruso ¿Es cierto? No podemos confirmarlo.
2.-Las milicias pro-rusas fueron las responsables del derribo.
La imagen que los medios de comunicación nos proporcionan de estas unidades subrayan su carácter irregular y espontáneo. La realidad no es exactamente esa. Son el resultado de la acción subversiva de unidades rusas, que, conscientemente, han provocado situaciones de enfrentamiento y movilizado a la población. Parte de la oficialidad y de los soldados ucranianos originarios del este se han incorporado a las milicias, aportando su conocimiento y experiencia profesional.
No es necesario insistir en el estrecho vínculo histórico entre las Fuerzas Armadas rusas y ucranianas, que durante mucho tiempo fueron la misma entidad. Ese vínculo, esa intimidad doctrinal y organizativa, facilita la colaboración entre las Fuerzas Armadas rusas y la milicia en el día a día.
¿Cómo es posible que unas milicias dispongan de sofisticadas baterías de misiles tierra-aire capaces de derribar a un avión que está volando a 10.000 metros de altura? ¿Cómo es posible que sepan manejarlas? El gobierno ucraniano ha reconocido que los rebeldes han encontrado algunas de estas baterías en acuartelamientos que han caído bajo su control.
Además, fuentes de inteligencia norteamericana apuntan que Rusia ha cedido a las milicias baterías de misiles tierra-aire Buk-S1, junto con carros de combate y otros medio de guerra, en un gesto más de estrecha colaboración. No sería el primero ni será el último. Las Fuerzas Armadas rusas están siguiendo las operaciones al minuto, se encuentran presentes en territorio ucraniano y ayudan a los rebeldes con la mayor discreción posible, que no es mucha.
Sea cual sea su origen tenemos constancia previa de que las milicias disponen de baterías de misiles tierra-aire capaces de alcanzar un objetivo a más de 10.000 metros de altura. En cuanto a la capacidad de uso de esas baterías es evidente que los antiguos oficiales ucranianos están perfectamente entrenados para ello.
Si no hay duda de que sean capaces de hacerlo, sí las hay sobre el objetivo ¿Por qué derribaron un avión de pasajeros malasio? ¿Eran conscientes de lo que estaban haciendo? ¿Pensaban que era un avión de carga ucraniano o un avión espía camuflado?
Con la información de la que disponemos el escenario más probable es que los responsables sean las milicias pro-rusas, que pudieron confundir el avión de pasajeros malasio con un avión de carga ucraniano. Refuerza esta teoría el hecho de que en apenas una semana hubieran derribado dos aviones ucranianos, una hazaña nada desdeñable que mostraba sus capacidades militares a la hora de contener el avance ucraniano por tierra.

Consecuencias previsibles

Si se confirma la responsabilidad de las milicias pro-rusas y, siendo evidente la complicidad de las Fuerzas Armadas rusas en el día a día de las operaciones, lo ocurrido tendrá efectos sobre las relaciones de Estados Unidos y la Unión Europea con Rusia.
En el corto plazo veremos cómo afecta al nombramiento de Mr. o Mrs. PESC (Política Exterior y de Seguridad Común), dentro de la reorganización de altos cargos de la Unión Europea tras las pasadas elecciones. La hegemonía alemana en el marco de la Política Económica y Monetaria no es tal en la PESC y mucho menos en la OTAN.
En el medio plazo tenemos la cumbre de la Alianza Atlántica, convocada para principios de septiembre en Cardiff. Estaba condenada a buscar un equilibrio entre los que defienden una posición de firmeza ante la nueva política rusa, con nuevos despliegues en el este, y aquellos otros que tratan de relativizar la crisis ucraniana para no entorpecer la relación con Rusia.
La balanza estaba inclinándose en favor de Polonia y el Reino Unidoy en contra de Alemania. Lo ocurrido puede llevar a un acuerdo histórico en el que la OTAN establezca una política de contención, abandonando cualquier esperanza de entendimiento con Rusia.

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