El diario El Clarín trae una maravillosa entrevista a Paul Virilio una de las figuras más emblemáticas y polifacéticas de la intelectualidad francesa posterior a la Segunda Guerra Mundial, cristiano militante, arquitecto y urbanista de formación, comenzó su reflexión sobre el mundo actual con el grupo "Arquitecture principe". Participó de la ocupación del teatro del Odeón en Mayo del 68. En los 70 comenzó a publicar sus libros, donde hacía hincapié en las transformaciones del arte y la percepción moderna, y adquirió renombre internacional con la propuesta de estudiar la velocidad a través de una ciencia llamada "dromología". A ella sumó nociones sobre la relación entre guerra, ciudad y política. Participó en las revistas "Esprit" y "Cause Commune", fundó la radio Tomate junto a Félix Guattari y colaboró con Jacques Derrida en la creación del Colegio Internacional de Filosofía. Desde los 80 viene publicando ensayos, entre los que destacan "Velocidad y política", "Estética de la desaparición", "La máquina de visión" y "La inseguridad del territorio"
El pánico es el argumento central de la política, dice el pensador francés en su libro "Ville panique", que aquí se anticipa en exclusiva. Además, en diálogo con Ñ se refiere a los efectos desestabilizadores de la tragedia de Cromañón. Lo que ocurrió en Buenos Aires, dice, muestra que las catástrofes —vengan de un atentado o de un accidente— consiguen lo que antes procuraban la guerra y la revolución.Llama desde Buenos Aires? ¡Ustedes sí que viven en una ciudad pánico!". En la charla previa para pactar el momento de una entrevista telefónica, Paul Virilio descerraja esta exclamación y provoca sorpresa. ¿Está hablando de la debacle argentina de 2001, un tema que casi cualquier europeo informado conoce, o se refiere al incendio de República Cromañón y a sus efectos inmediatos en la sociedad? "Lo que pasa en esa ciudad es un reflejo de mi teoría acerca de la indistinción entre atentado y accidente. Hoy resulta que catástrofes tan importantes como las del 11 de marzo en Madrid —que fue un atentado— o la de una discoteca en la que murieron 200 personas —que fue un accidente— pueden llevar a un cambio de gobierno o a la crisis interminable del mismo gobierno. Y no estoy pensando solamente en la renuncia de un intendente o de un alcalde, sino de un cambio completo de gobierno o de régimen. O sea que a través del atentado o del accidente se alcanza lo que antes se conseguía por medio de guerras y revoluciones". Según Virilio, la estela política que dejó la tragedia del 30 de diciembre es la manifestación propia de una ville panique, literalmente "ciudad pánico", título de su último libro, que este año se publicará en nuestro país y cuyo primer artículo ya fue traducido y publicado el año pasado por la revista Artefacto. La conclusión de Virilio es lapidaria: "Esto demuestra que el miedo y el pánico son los grandes argumentos de la política moderna".
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