Muchos en Francia no creen que la cabeza del primer ministro sea suficiente y piden la renuncia del mismo Chirac y la disolución del parlamento, peticiones a las que el presidente se ha opuesto rotundamente. El mandatario francés estuvo unos 30 minutos con Jean-Pierre Raffarin, quien confirmó que “se producirán acontecimientos hoy o mañana”. El primer ministro, nombrado en mayo del 2002, no dijo si ofreció su dimisión. En las oficinas de Raffarin en el Hotel Matignon se vio empacar a algunos de sus ayudantes.
El resultado del referendo sobre si Francia aprobaba o no la carta magna fue un bofetón a Chirac y a su gobierno. Un 55 por ciento de los votantes le dijeron “no” al proyecto a pesar de la enérgica campaña del presidente y su gobierno para lograr el “sí”. Además de Chirac, la Unión Europea resultó la otra gran perjudicada por la decisión de Francia. Los líderes de la UE habían acordado la implementación de la constitución si se lograba el beneplácito de los 25 países miembros. De momento, nueve han votado a favor de la carta y Francia es la primera nación que se niega.
El “no” francés también perjudicó el desempeño del euro, que en la apertura de los mercados retrocedió a 1,2526 respecto al dólar, a pesar de que los corredores de bolsa contemplaron un posible “no” en sus operaciones de la semana pasada. Chirac pudo haber evitado el “no” de haber llevado la constitución al parlamento, donde hubiera sido aprobada con facilidad, pero decidió celebrar el referendo. El lunes, Chirac estuvo reunido con numerosas figuras políticas para desactivar la crisis y amortiguar el daño. El dirigente del gobernante Movimiento por la Unión Popular, Nicolas Sarkozy, estuvo dialogando con Chirac. Sarkozy, posible candidato para las presidenciales del 2007, podría reemplazar a Raffarin.
Una encuesta realizada por la empresa TNS-Sofres apuntó a que el temor por pérdida de puestos de empleo y un sentimiento de estar “harto” fueron las principales razones del “no”. Francia tiene una tasa de desempleo del 10 por ciento, factor que utilizaron los opositores de la carta al explicar que ésta no estaba diseñada para proteger a los ciudadanos. Con una participación del 70 por ciento, el resultado del referendo obliga a Chirac a ejecutar cambios.
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