Permítanme con mucho orgullo -inspirado por cierto en las refrescantes obras poéticas que trae el blog de Fernando Flores, traer uno de los más brillantes poetas colombianos, a quién tuvo el gusto de conocer y tratar personalmente. Que fue Agregado Cultural de Colombia en Chile en los años 40s. Amigo personal de Pablo Neruda. Fundador de la escuela llamada "Piedra y Cielo". Nacido, al igual que yo, en la ciudad de Villavicencia. Hace 20 años, por esta época, y mientras él se desempeñaba como Embajador Cultural de Colombia, en la Administración del Presidente Belisario Betancourt, vino a Chile. Recorrió los pasos. Fue a los sitios que frecuentó. La mayoría de ellos, ya no estaba. Se entrevistó con Nicanor Parra. Yo fui su ataché. Lo aquejaba una diabetes. Aún así, a sus 72 años de edad, con una memoria prodigiosa, Santiago en su poesía no había cambiado. Extrañaba a los que no estaban. Hablamos de nuestra ciudad natal, sentimos la aroma del chaparro -árbol llanero-, caminamos por los polvorientos caminos de nuestro Llano querido. Y cuando lo dejé en el avión, desde la silla antes de darme un último abrazo me dijo: "téngame la primavea lista" que vuelvo a Chile. Aún lo espero. Porque la muerte lo sorprendió dos meses despúes en Bogotá. Eduaro Carranza, Poeta colombiano nacido en Apiay -Villavicencio en 1913 y fallecido en 1985. Empezó a ser conocido en el campo literario por la publicación de sus poesías en 1934. Fue periodista, catedrático, diplomático y precursor del movimiento Piedra y Cielo. Promovió varias publicaciones culturales y dirigió con gran éxito la Biblioteca Nacional. Su poesía muestra cuatro temas fundamentales: Patria, muerte, amor y tierra. De su obra sobresalen: «Canciones para iniciar una fiesta», «Seis elegías y un himno», «Ella, los días y las nubes», «Azul de ti», «Diciembre azul» y «El olvidado».
Dos joyitas de su Antología:
SONETO A TERESA
Teresa, en cuya frente el cielo empieza,
como el aroma en la sien de la flor.
Teresa, la del suave desamor
y el arroyuelo azul en la cabeza.
Teresa, en espiral de ligereza,
y uva, y rosa, y trigo surtidor;
tu cuerpo es todo el río del amor
que nunca acaba de pasar. Teresa.
Niña por quien el día se levanta,
por quien la noche se levanta y canta,
en pie sobre los sueños, su canción.
Teresa, en fin, por quien ausente vivo,
por quien con mano enamorada escribo,
por quien de nuevo existe el corazón.
SONETO CON UNA SALVEDAD
A Pedro Laín
A Pedro Laín
Todo está bien: el verde en la pradera,
el aire con su silbo de diamante
y en el aire la rama dibujante
y por la luz arriba la palmera.
Todo está bien: la frente que me espera,
el agua con su cielo caminante,
el rojo húmedo en la boca amante
y el viento de la patria en la bandera.
Bien que sea entre sueños el infante,
que sea enero azul y que yo cante.
Bien la rosa en su claro palafrén.
Bien está que se viva y que se muera.
El Sol, la Luna, la creación entera,
salvo mi corazón, todo está bien.
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