domingo, noviembre 27, 2005

Tres países piden más gas y Bolivia no puede vender

La demanda crece. Chile y Argentina requieren gas natural para sus termoeléctricas, el sector industrial y el consumo doméstico. Brasil necesita más gas. Diariamente importa entre 24 y 27 Mmcd de gas de Bolivia y podría decidir la ampliación del gasoducto. Los problemas técnicos. Hoy, la capacidad de producción de gas alcanza para Brasil, Argentina y el mercado interno. No para más. Las reservas en la región. Perú no tiene suficiente gas para vender a Chile. Brasil requiere ocho años para desarrollar sus campos. El consumo de gas natural en la región crece cada año a un ritmo de entre siete y ocho por ciento, principalmente en Argentina, Brasil y Chile. Pese a ese creciente mercado, Bolivia —que posee las segundas reservas de este energético en el cono sur— está atado de manos para poder exportar el hidrocarburo. Esta situación ha puesto en alerta a los países de la región, que temen una inminente crisis energética el 2006. Por este motivo, Chile y Argentina vienen impulsando desde mayo el llamado anillo energético, pero además, el gobierno de Ricardo Lagos ha tomado el recaudo de buscar energías alternativas al gas natural. “El anillo energético está en un momento de siesta. Va a despertar, no está enterrado, no hemos podido fijar una fecha para terminar el tratado jurídico que de ser aprobado será fantástico para proteger los derechos, tanto de inversionistas que compren el gas como de quienes lo produzcan”, dijo el ministro de Economía de Chile, Jorge Rodríguez. Hoy, las matrices energéticas de Argentina y Chile requieren de grandes volúmenes de gas. El primero, porque el 51% de su matriz energética funciona con ese carburante, y, el segundo, porque el abastecimiento de energía eléctrica en su mercado interno depende en 32% de la importación del hidrocarburo. En el caso de Brasil, este país importa de Bolivia entre 24 y 27 millones de metros cúbicos diarios (Mmcd) de gas natural, lo cual satisface principalmente el mercado del estado de Sao Paulo, según datos de YPFB. Actualmente, el sector privado brasileño negocia con las petroleras que operan en Bolivia la ampliación del gasoducto para incrementar los volúmenes. Sin embargo, Bolivia está en medio de problemas centrales respecto de su política energética. Sobre el anillo energético, el ahora ex ministro de Hidrocarburos, Jaime Dunn, dijo que el país se mantendrá como observador, pues hay varios puntos que deben ser aclarados en el proyecto: por ejemplo, la relación de una empresa estatal YPFB con las compañías, el precio del gas natural y el de su transporte. Además de que Bolivia no puede negociar la conversión de contratos con las empresas petroleras, porque éstas se acogieron a los tratados bilaterales de protección de inversión. Y debido a la caída de la inversiones, técnicamente no puede asegurar la provisión de gas si hubiera un nuevo contrato, ni con Brasil ni con Argentina. En el informe del primer semestre del 2005, la Cámara Boliviana de Hidrocarburos (CBH), dice que la producción de gas en el país alcanza a 35 Mmcd. Dicha cantidad alcanza para exportar entre 24 y 27 Mmcd a Brasil, 4,5 Mmcd a Argentina y 4,5 Mmcd para el mercado interno. Es decir que si Brasil demanda lo que dice el contrato (30 Mmcd), el país no podría ampliar su contrato con Argentina, con quien tiene un acuerdo para venderle hasta 7,5 Mmcd de gas hasta diciembre próximo. Chile, en cambio, busca alternativas a Argentina, de quien depende para abastecer su sector de energía eléctrica e industrial, pues importa 14 Mmcd desde ese país y ya piensa en importar LNG (Gas Natural Licuificado, por sus siglas en inglés), aunque el precio sería más alto. Esa situación hizo que el país transandino impulsase el anillo energético, inicialmente con el gas natural de Camisea, Perú. La pasada semana, las autoridades del sector energético de Perú, Argentina y Chile, que visitaron Bolivia en ocasión de la reunión del Comité Internacional de Energía Regional (CIER), reconocieron que Bolivia es una pieza clave para desarrollar "cualquier proyecto de integración energética en la región, por sus ingentes reservas". "Hacia el futuro estamos completamente seguros de que vamos a poder vivir comprando gas natural licuado en el mundo, y si hay disponibilidad de gas natural de petróleo en la región también la apuntaremos", señaló el Ministro de Economía chileno. Brasil también tiene reservas en la Bahía de Santos, pero para desarrollarlas requiere al menos de 8 a 10 años, mientras seguirá comprando a Bolivia. Para la Comisión Especial para Latinoamérica y el Caribe (Cepal), la integración energética debe realizarse en el marco de acuerdos binacionales, permitiendo a largo plazo que "cuando sea viable articule los subsistemas gasíferos del Cono Sur y la Comunidad Andina para construir un mercado común de la energía". Aunque Bolivia queda en una situación privilegiada para negociar bilateralmente contratos de venta de gas, la situación política, social y la técnica le impide avanzar en un proyecto a largo plazo para monetizar sus reservas gasíferas.
Fuente: Diario La Razón de Bolivia.



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