La escasez de energía suficiente está creando gestos de impaciencia en los países vecinos, que están analizando la posibilidad de comprar gas natural desde proveedores ubicados en ultramar. Bolivia tiene reservas para abastecer a la región y fijar precios a criterio. El abastecimiento de energía en la región del cono sur sudamericano ha llegado a una situación de muy delicado equilibrio, ahora que el precio de los hidrocarburos es afectado por la escasez internacional. La escasez de energía suficiente está creando gestos de impaciencia en los países vecinos, que están analizando la posibilidad de comprar gas natural desde proveedores ubicados en ultramar. Eso ocurre con Argentina, Brasil y Chile, aunque cada uno de esos países tienen grados diferentes de desabastecimiento. Argentina, con el más alto porcentaje de consumo de gas natural per cápita, ha estado viendo cómo las reservas se reducían debido a la falta de inversiones suficientes para hacer nuevos descubrimientos. Por el momento, los pronósticos más difundidos dicen que dentro de pocos años, la Argentina podría verse forzada a importar crudo, además de aumentar su dependencia del gas boliviano. Brasil, con el mercado para el gas en mayor crecimiento de toda la región, está en una situación delicada. El uso del gas natural en el parque automotor brasileño se ha disparado y ahora suman más de un millón los vehículos que usan el GNV. El consumo actual, de 37 millones de metros cúbicos diarios, llegará hasta los 99 millones el 2010, según señalan proyecciones hechas por reparticiones gubernamentales. Y esas mismas proyecciones expresan que la escasez de gas natural en Brasil comenzará este año (2006), cuando requerirá 20 millones de metros cúbicos más de los actuales. Ese país compra 28 millones de metros cúbicos de gas boliviano por día, es decir, 77 por ciento de su consumo actual. Para atender la demanda del noreste, la Agencia Nacional del Petróleo de Brasil está analizando la posibilidad de instalar plantas de regasificación para comprar gas natural licuado desde el África. Y Chile tiene una situación dramática. El abastecimiento proveniente de la Argentina es totalmente inseguro, a tal grado que se ha licitado la instalación de una o dos plantas de regasificación en el golfo de Quintero, para comprar de algún proveedor situado en ultramar los volúmenes requeridos de gas natural licuado a partir del 2007. Con el gas natural licuado sometido a tan grande demanda y en la perspectiva de ser cada vez más requerido en todo el mundo, los precios han comenzado a moverse hacia arriba. A mediados de diciembre, Brasil anunció que a partir de enero los distribuidores del gas boliviano deberán pagar 12 por ciento más. En el Henry Hub de Estados Unidos, el precio del gas superó los 15 dólares por millón de BTU, aunque luego quedó en 12 dólares, pero dejó la sensación de que el precio del gas siga el sendero alcista del petróleo también el 2006. El 2005 se cerró con la noticia de que las discrepancias entre Rusia y Ucrania podrían poner en peligro el normal abastecimiento de gas natural siberiano a Europa. Son todos estos datos y otros más, los que seguramente tomarán en cuenta las nuevas autoridades nacionales cuando diseñen el rol que ha de jugar Bolivia en el difícil equilibrio energético regional. Las reservas bolivianas no son muy grandes, pero alcanzarían para abastecer a los países vecinos. Habrá que definir precios, según la conveniencia exclusiva de los bolivianos.
Editorial del diario La Razón de Bolivia, que recomiendo su lectura.
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