sábado, febrero 25, 2006

Golpe raro en Manila

La presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo decretó ayer el estado de emergencia en todo el país, anunció la detención de un número indeterminado de oficiales y aseguró que las fuerzas leales habían logrado desbaratar un intento de golpe de Estado. Con la implantación del estado de emergencia quedan prohibidas todas las manifestaciones políticas. Entre ellas, las previstas para la conmemoración del vigésimo aniversario del derrocamiento del dictador Ferdinand Marcos. Hasta aquí las certezas. Tras ellas hay un mar de incógnitas sobre lo que realmente está sucediendo en torno al poder político filipino y en un escenario general de inestabilidad y sospecha generalizada. Pese a la proclamación del estado de emergencia, miles de manifestantes se concentraron ayer en diversos puntos de Manila. En una de ellas, la expresidenta Corazón Aquino exigió públicamente la dimisión de la actual presidenta. Era seguro que las manifestaciones en conmemoración de la caída de Marcos se habrían convertido hoy en movilizaciones en contra de Macapagal, cuya legitimidad es cada vez más cuestionada. La oposición confiaba en lograr las mayores protestas contra Arroyo desde las grandes manifestaciones de 2004, cuando se acusó a la presidenta de haber falsificado los resultados de los comicios. Los rumores de los últimos días sobre la participación de miembros de las fuerzas armadas en las manifestaciones conmemorativas de la revuelta anti Marcos pueden haber provocado una reacción de pánico de una presidenta que no logra generar sino inquietud en el escenario político filipino. Sea como fuere, es imprescindible que se aclare fehacientemente lo sucedido, y que los acusados de la intentona que ayer se proclamaba frustrada sean acusados y juzgados con transparencia y garantías para no aumentar las muchas sombras que arrojan los acontecimientos.

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