La misión del ‘Chikyu’, que vale 500 millones de dólares, es prevenir terremotos, buscar la historia geológica del planeta y formas de vida básicas. En septiembre del 2007, el ‘Chikyu’ comenzará a perforar un hoyo de 91,5 cm. de diámetro y siete kilómetros de profundidad en el lecho marino de la depresión de Nakai, ubicada 600 kilómetros al sudeste de Tokio, en pleno Océano Pacífico. La idea es hallar el manto terrestre, esa segunda piel de nuestro planeta que se encuentra debajo de la corteza y que representa, según los científicos, el 80 por ciento del total de la masa de nuestro orbe.Una empresa que Japón acaricia desde hace más de 50 años este sueño que comenzó a hacer realidad en enero del 2002, con la construcción de ‘Chikyu’, que significa tierra en japonés.
El barco es un centro de investigación de 57.500 toneladas capaz de analizar, en sus cuatro laboratorios, toda la estructura biológica y geológica de nuestro planeta, trazar patrones climáticos y seguir el rastro evolutivo de nuestra especie. Un proyecto con el que este país buscará prevenir el terrible y esperado terremoto de ocho grados en la escala de Richter que arrasaría Tokio y alrededores y que, según los especialistas, la Naturaleza “programa” cada 110 años aproximadamente. Porque además de ir en busca de la historia geológica y climática de nuestro planeta y de formas de vida básicas (microbios) que hayan permanecido inalterables a través de los siglos, la misión del ‘Chikyu’ es instalar controladores en la depresión de Nakai, donde se unen la placa euroasiática con la placa del mar de Filipinas, responsables en parte de que en este país se registren el 20 por ciento de los movimientos telúricos más fuertes del planeta. Hasta la fecha el hombre no ha perforado la corteza más allá de los dos mil metros. Sin embargo y mirando las cosas en perspectiva, las perforaciones del navío sólo significarán un rasguño en la superficie de nuestro planeta, de cuyo centro nos separan 6.400 kilómetros. El barco está bajo el control directo del Centro de Exploración en las Profundidades de la Tierra (CDEX), que depende de la Agencia Japonesa de Ciencias Marinas y Tecnología (Jamstec), entidad que junto con Estados Unidos comandan el Programa ECORD de exploración oceánica, en el que participan China y 12 países europeos. Completamente equipadoOficialmente, el ‘Chikyu’ nació en enero del 2002. Pasó su primera prueba en mar abierto el 22 de abril del 2003, para finalmente ser entregado en julio del 2005. Desde ese momento, además de realizar actividades “sociales” atracando en todos los puertos nipones para darle a conocer al público esta empresa que parece arrancada de un libro de Julio Verne, el ‘Chikyu’ realizó, en agosto del 2005, la primera de una serie de pruebas de perforación submarina en las que pasará los próximos dos años.El ‘Chikyu’ es una nave de 210 metros de largo, 38 de ancho y 16 de profundidad. Cuenta con una torre de prospecciones de 121 metros de altura, dos grúas eléctricas de 70 metros de alto y con capacidad para cargar 1.250 toneladas cada una. Utilizará una tecnología similar a la que se usa en la perforación de pozos petrolíferos.Cada vez que un tubo penetra en el lecho marino, por su interior se introduce otro que se encarga de “cortar” una sección cilíndrica y compacta del lecho marino, sedimento que luego es llevado intacto hasta la superficie, y que será el que los científicos analizarán. Luego de evacuada la muestra geológica, por el interior del tubo se mete otro más delgado que inyecta cemento de secado instantáneo, para así formar las paredes de concreto que evitarán deslizamientos de terreno.En su camino hacia el manto terrestre, el ‘Chikyu’ puede toparse con depósitos de gas, petróleo u otros fluidos que pueden dañarlo, motivo por el cual los constructores han acorazado su casco con 380 toneladas de acero.
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