domingo, mayo 07, 2006

Chávez le está ganando el pulso a Lula en el liderazgo continental

Fue no hace mucho. En diciembre del 2004, cuando los presidentes de América del Sur, con la excepción de Néstor Kirchner –quien apoyó desde Buenos Aires–, se tomaron una foto en el Cusco para fundar la Comunidad Suramericana de Naciones (CSN), impulsada por Lula da Silva.
Aquel evento fue considerado el hito fundacional de una suerte de clon de la Unión Europea. Poco importaba que, ya para entonces, Argentina y Brasil rivalizaran comercialmente, que el Mercosur "no sirviera", como ahora dice que no sirve el presidente uruguayo Tabaré Vázquez, y que el venezolano Hugo Chávez ya hablara de expandirse por el resto de la región.

En pocos meses, desde la accidentada Cumbre de las Américas (Mar del Plata, noviembre del 2005) a la fecha, la Comunidad Andina de Naciones (CAN) ya no es lo que era; al Mercosur nadie se anima a firmarle el certificado de defunción; los realineamientos estratégicos como el que anunciaron Kirchner, Lula y Chávez hace 12 días en Sao Paulo duran menos que un helado en la puerta de una escuela; y Chávez avanza a su gusto con la promesa de un megagasoducto que para muchos no pasa de ser una utopía.
"Para liderar en materia geopolítica es necesario ser solidario, como ocurrió en Europa con los países más pobres", opina el experto argentino Esteban Gallego para explicar esta derrota de Brasil en su pretendido liderazgo.
En las últimas semanas, Brasil fracasó en su intento de acercar a Kirchner y Vázquez para solucionar la crisis de las fábricas de celulosa, cuyo conflicto llegó el jueves al Tribunal de La Haya; falló al intentar ponerle freno a Chávez, cuando le llamó la atención por haber azuzado la rebeldía de Uruguay y Paraguay a mediados de abril respecto al Mercosur; y tuvo que admitir su "error estratégico" cuando Evo Morales, el mismo que hasta hace poco lo llamaba "mi hermano mayor", decidió tomar militarmente las refinerías que Petrobras controlaba en Bolivia.
Los dos modelos
Si algo faltaba para evidenciar que existen dos modelos de izquierda en Suramérica, ahí está lo que pasó esta semana. "Por un lado Chávez con Morales firmando el Alba (Alternativa Bolivariana para las Américas) junto a Fidel Castro. Y por el otro Lula, Tabaré, (Michelle) Bachelet, como una izquierda más moderna y racional", opina el analista Rosendo Fraga. La expansión de Chávez parece ser en todos los frentes. El jueves, durante la reunión por el tema del gas, no pudo disimular convertirse en el vocero de Evo. A tal punto que las advertencias de Lula sobre el futuro precio fueron al venezolano, no al boliviano. No escatimó esfuerzo por plasmar la crisis con Perú y apoyar a Ollanta Humala o para seguir comprando bonos de deuda argentinos. Y su ofensiva no termina aún. Restan las elecciones en Ecuador para intentar impulsar un nuevo gobierno afín a su bolivarismo petrolero. Así, mientras Chávez se muestra imparable, el grupo de gobiernos de corte progresista aparece cada día más estéril y con la posibilidad de que aquella foto del Cusco ni siquiera pueda mostrarse en el desván, porque ya está dañada.
Fuente: Diario El Tiempo de Bogotá

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