jueves, diciembre 28, 2006

Amenaza a Europa otra "guerra del gas"

La falta de un acuerdo entre la empresa estatal rusa Gazprom y Belarús sobre el precio del gas para el año próximo abrió ayer la puerta a un conflicto que podría poner en peligro el suministro de ese hidrocarburo para Europa occidental, precisamente en momentos en que se avecinan los días más crudos del invierno boreal.
En enero de este año, una crisis similar entre Moscú y Ucrania causó inquietud en Europa ante una eventual falta de suministro. La crisis actual entre Rusia y Belarús, provocada por la exigencia rusa de aumentar la tarifa del gas, desembocó ayer en una doble amenaza: Gazprom advirtió que cortará el suministro a partir del lunes próximo a menos que se llegue a un acuerdo, y Minsk amenazó a Moscú con bloquear la circulación del gas ruso que pasa por su territorio rumbo a los países de Europa occidental.






El gasoducto Yamal-Europa, tendido a través de Belarús, transporta aproximadamente el 20% del gas natural que Rusia exporta a los países europeos, especialmente a Polonia y Alemania. Aunque el gasoducto es propiedad de Gazprom, el consorcio ruso necesita cerrar un contrato con las autoridades locales sobre el tránsito del carburante por Belarús, que a su vez condiciona la firma de este documento a un acuerdo sobre los precios del gas. Desde 2002, Belarús recibe el gas natural ruso a una tarifa preferencial de 46,68 dólares por mil metros cúbicos y ayer rechazó el precio de 110 dólares establecido por Gazprom para el próximo año.
La empresa rusa no sólo pretende aumentar considerablemente el precio del gas, sino que también exige a Belarús que entregue el 50 por ciento de las acciones de su sistema de distribución del fluido. "Si no se logra un contrato sobre suministros de gas para el año entrante, Gazprom no tendrá fundamento para mantener los envíos de gas a Belarús a partir de las 10 de la mañana del 1° de enero de 2007", declaró el presidente de la empresa, Alexei Miller. Según el viceprimer ministro belaruso, Vladimir Semashko, que participó ayer de las fallidas negociaciones en Moscú, su país está dispuesto a pagar un precio máximo de 75 dólares por mil metros cúbicos de gas, tarifa que en su opinión garantiza a Gazprom una rentabilidad de entre el 100 y 110 por ciento. Para responder a la amenaza rusa de suspender el envío de gas que le vende para su consumo interno, Minsk expresó que está dispuesto a interrumpir el paso del fluido con destino a Europa. "Si no hay contrato sobre las entregas de gas, [Gazprom] no tendrá contrato sobre el tránsito", declaró Semashko. Tarifa de tránsito En medio de estas tensas negociaciones, el gobierno belaruso anunció ayer su intención de elevar al doble la tarifa por el tránsito del gas ruso a través de su territorio, que actualmente es de 75 centavos de dólar por el bombeo de mil metros cúbicos cada 100 kilómetros.
Sin la firma del contrato de tránsito, las autoridades belarusas pueden declarar el gas ruso como contrabando y, por lo tanto, interrumpir su bombeo y así bloquear las exportaciones de Rusia a Europa a través de Belarús. Polonia y Alemania serían los dos principales afectados por el riesgo de esta nueva "guerra del gas", un año después de un conflicto similar entre Gazprom y Ucrania. La amenaza de Minsk de bloquear el gas ruso desató los temores de la diplomacia polaca, que volvió a poner en duda "la seguridad energética" de Europa, muy dependiente de Moscú (el 24% del gas consumido en el Viejo Continente proviene de Rusia). Sin embargo, la Comisión Europea, al igual que Alemania, insistió en que "no hay crisis, al menos por ahora". Los países europeos confían en que sus almacenamientos de gas les permitirán sortear un desabastecimiento en el corto y mediano plazo. Para algunos analistas, la pugna entre Rusia y Belarús sobre el precio del gas es el último ejemplo de la política de presiones que adoptó el gobierno de Vladimir Putin sobre sus vecinos para obtener el mayor rédito -económico y político- de sus inmensas reservas gasíferas. En enero de este año, tras varios meses de negociaciones infructuosas, Gazprom suspendió el suministro a Ucrania, por donde pasa el 80 por ciento del gas ruso que compra Europa. Esto provocó un cese parcial del abastecimiento al Viejo Continente, hasta que Kiev aceptó finalmente un aumento de las tarifas. Georgia también conoció una situación similar y recientemente se vio obligada a aceptar las nuevas condiciones de Gazprom: el precio del gas fue duplicado. Azerbaiján, un país situado en las costas del mar Caspio, también entró este año en conflicto con Gazprom por un reclamo de aumento de la tarifa exigido por Moscú. Las autoridades azeríes acusaron al Kremlin de utilizar a la empresa estatal de gas para presionar a los países vecinos. En ese sentido, tanto Armenia como Moldavia se vieron obligadas este año a aceptar varios aumentos del precio del gas.


Fuente: Diario La Nación de Buenos Aires

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