Ignorando la opinión pública y los consejos de la Comisión de Estudios Sobre Irak, el presidente Bush aparentemente está a punto de ordenar el envío de un número significativamente mayor de tropas de combate a ese país como parte de un nuevo plan para revertir el deterioro de la guerra. Un aumento de entre 20,000 y 30,000 soldados sería en esencia el esfuerzo supremo por evitar la derrota asegurando a Bagdad y reduciendo la violencia sectaria, y permitir así que comience de nuevo la reconstrucción.
Es una táctica riesgosa.
Los que están en desacuerdo, incluyendo a muchos altos oficiales retirados del Ejército, dicen que enviar más soldados no va a ser solución. Otros expertos militares dicen que eso serviría solamente si el despliegue va unido a un plan político que obligue a los musulmanes chiitas y sunitas de Irak a llegar a un arreglo, algo que hasta ahora no han estado dispuestos a aceptar. Los que proponen esto admiten que para que funcione el aumento de tropas tendría que ser significativo, de cinco brigadas de combate completas o más, cada una de ellas de 5,000 soldados, y quedarse allí hasta 18 meses, durante la mayor parte del tiempo que le resta a Bush como presidente. Con el envío de más soldados a Irak, Bush llega a una de las coyunturas más difíciles de su presidencia. Hay pocas opciones que no sean una dolorosa retirada. Pero con comprometerse más en Irak, Estados Unidos se arriesga a poner su seguridad nacional en una situación que podría salir mal y debilitar el poderío militar del país. ''Uno tiene que asegurarse de que el momento es propicio'', dijo recientemente el general James Conway, el comandante de los Infantes de Marina. ``Porque si se compromete la reserva por algo que no sea una victoria decisiva o con tal de prevenir la derrota, esencialmente ya se hizo todo''. El senador Joseph Biden, demócrata por Delaware y jefe entrante del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, manifestó el martes que se opondría a cualquier aumento de tropas.
Se esperaba que Bush explicara su plan la semana próxima, pero lo ha dilatado hasta mediados de enero, según dijeron ayer dos funcionarios del Departamento de Estado, que optaron por mantenerse anónimos porque no se ha hecho un anuncio oficial. Bush se reunió ayer con sus asesores más importantes en su rancho de Crawford, Texas, entre ellos el vicepresidente Dick Cheney, la Secretaria de Estado Condoleezza Rice, el secretario de Defensa Robert Gates y el general Peter Pace, presidente del Estado Mayor Conjunto. El Presidente declaró más tarde que estaba ''bastante adelantado'' con su plan. Los que respaldan el aumento de tropas alegan que todavía puede lograrse la victoria en Irak, y Bush parece inclinarse a creerlo. ''La estrategia que está surgiendo hacia Irak por parte de Bush consiste en un aumento temporal del nivel de tropas para estabilizar la capital de Bagdad, que este gobierno considera como centro de gravedad para toda la campaña'', dijo Loren Thompson, analista de defensa del Lexington Institute, un grupo independiente de estudios. Precisamente la misión de las tropas adicionales se está debatiendo dentro y fuera de los cuerpos militares. Algunos oficiales quieren que se acelere el entrenamiento de las fuerzas iraquíes. Otros, que se pacifique a Bagdad. Hace sólo dos semanas, dos altos oficiales del Ejército expresaron escepticismo en público en cuanto a enviar más soldados a Irak. Sin embargo, en los últimos días los altos oficiales militares al parecer han cambiado de idea, y han insistido solamente en que las fuerzas adicionales lleven una misión definida.
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