La ola de terror desatada en Río de Janeiro desde el pasado jueves no cede y al menos seis personas murieron ayer en hechos de violencia, con lo que subió a 25 el número de víctimas de atentados contra comisarías y autobuses. Según la Secretaría de Seguridad de Río de Janeiro, durante las primeras horas de ayer cinco presuntos delincuentes fueron abatidos por la policía y un agente murió en una emboscada.
También falleció una de las personas heridas el jueves en un cruento atentado contra un autobús de transporte público que fue incendiado por delincuentes, y en el que siete personas murieron carbonizadas y otras once resultaron con graves heridas. Antes del amanecer de ayer, otras siete personas resultaron heridas en tiroteos registrados en varias barriadas ocupadas por la policía desde que comenzaron los ataques.
En otros incidentes ocurridos al amparo de la noche, unos desconocidos dispararon contra cuatro comisarías y un centro comercial, sin que se registraran heridos, mientras que unos diez hombres encapuchados asaltaron un puesto de policía y huyeron con numerosas armas robadas del arsenal. Las autoridades han atribuido la ola de violencia a bandas de narcotraficantes que controlan la mayoría de las favelas situadas en las escarpadas montañas de Río de Janeiro.
Los ataques indiscriminados contra policías y civiles han creado una enorme preocupación en las autoridades y alentado temores de que puedan ocurrir más atentados durante la noche de hoy, cuando millones de personas son esperadas en las playas de la ciudad para recibir el 2007. La policía ha informado de que tomará especiales precauciones en la playa de Copacabana, escenario de la más tradicional fiesta de fin de año en Río de Janeiro y donde se calcula que cerca de dos millones de personas se congregarán mañana por la noche. Pero además de Copacabana, también habrá fiestas en las playas de Ipanema, Barra de Tijuca, Flamengo y otras, con lo que se espera que haya auténticas multitudes recorriendo la ciudad.
No obstante, el traslado puede ser difícil, pues la mayoría de las empresas de autobuses ha decidido no trabajar por las noches. Los atentados que se registran desde el jueves, según fuentes oficiales, pueden responder a una reacción por el endurecimiento de las acciones represivas, pero también a la multiplicación de unas fuerzas para-policiales conocidas como ''milicias'', formadas por agentes que extorsionan a la población a cambio de ``seguridad''.
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