Ansiosos por borrar su fama de no hacer nada, un Congreso con cierta inestabilidad regresará el próximo jueves a sus funciones, que se iniciarán con el juramento de la primera mujer en ocupar la presidencia de la Cámara de Representantes.
La demócrata de California, Nancy Pelosi, y su partido tienen grandes planes, en medio de una guerra y con un presidente debilitado, cuando los demócratas asuman el control de ambas cámaras luego de 12 años de pertenecer a la minoría. Entre los planes está aumentar el salario federal mínimo, lograr que los medicamentos para los ancianos sean más baratos, sacar las tropas norteamericanas de Irak, y tener una política de inmigración más liberal.
''Los demócratas están preparados para gobernar y listos para liderar'', aseguró Pelosi, antes de dejar Washington para celebrar las festividades navideñas. Cuando el presidente Bush haga su discurso anual ante el Congreso, el 23 de enero, expresó Pelosi, ``entrará a un nuevo Congreso, un lugar donde los problemas de las familias estadounidenses se analizarán incluso antes del Discurso del Estado de la Unión''.
Cuánto podrá lograr la nueva mayoría en el Congreso tendrá que ver con la forma en que se manejen las divisones de los demócratas en la Cámara y una pequeñamayoría en el Senado: 50-49, con el senador Tim Johnson, demócrata por Dakota del Sur, recuperándose de una cirugía en el cerebro. Sin embargo, los demócratas podrían beneficiarse del latente deseo de Bush de dejar un legado que vaya más allá de Irak en los dos últimos años que le quedan como presidente.
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