jueves, abril 26, 2007

Hillary baja del cielo

No hay más que ver a Hillary Clinton en un concurrido acto electoral, como la fiesta del lunes pasado en Nueva York, para entender qué es lo que tanto envidia y teme de su principal rival dentro del Partido Demócrata en la carrera a la Casa Blanca, Barack Obama: su naturalidad.
Recauda más dinero, pero de grandes fortunas, y su rival gana en pequeñas donaciones. Muy cariñosamente arropada por su marido, el ex presidente Bill Clinton, la senadora de Nueva ork posó pacientemente junto a cada uno que quisiera una foto con ella, aceptó besos y abrazos de una parroquia muy popular que había pagado un mínimo de 100 dólares para estar cerca de su ídolo y demostró, finalmente, la enorme energía y determinación de su carácter en un discurso convincente. Pero hay algo de forzado y artificial en toda su conducta, algo impuesto, sobre todo ahora, cuando se observa el contraste con la espontaneidad y sencillez con que le salen las cosas a Barack Obama. Da la impresión de que, mientras Hillary Clinton se ha propuesto ser presidenta de Estados Unidos a cualquier precio, Barack Obama ha nacido para el cargo.






La sombra del senador de Illinois, el primer candidato negro con verdaderas posibilidades de llegar a la Casa Blanca, se proyecta incontenible sobre la campaña de Clinton, a su vez la primera mujer con opciones de triunfo; y aunque ésta sigue por delante en las encuestas -entre cuatro y cinco puntos como media- y en las cuentas bancarias -unos diez millones de dólares más-, los nervios se han apoderado de su campaña y la candidata, antes intratable, se ve obligada a trabajar sin descanso por su victoria. "Nadie le va a regalar la nominación, se la tiene que ganar", advierte una de sus jefes de campaña, Terry McAuliffe.

Clinton y Obama medirán por primera vez sus fuerzas hoy jueves en Carolina del Sur en un debate entre los aspirantes demócratas que será el primero de una larga cadena hasta la elección de un único candidato, allá por el verano de 2008. Hoy tendrán que compartir escenario con otros seis contendientes, muchos de los cuales, seguramente, se irán descolgando de la carrera en los próximos meses. Pero será una primera oportunidad para el público de ver a los dos grandes aspirantes defendiendo sus respectivas propuestas. Una semana después harán lo mismo los candidatos republicanos, pero a esta altura de la campaña electoral son los demócratas los que han ganado más atención. Una prueba de esa atención es la masiva participación en la fiesta del lunes en el Pier 94 de Nueva York con el objetivo de recaudar dinero para Hillary Clinton. Cerca de 2.000 personas, entre las que se mezclaban señoras de la alta sociedad progresista neoyorquina con tenderos indios, cambiaron sus cheques por un perrito caliente y una cerveza, y se entusiasmaron con la compañía de la familia Clinton al completo, Chelsea, la hija, incluida. La suma total recaudada, según uno de los responsables de sus finanzas, sería de alrededor del millón de dólares.

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