Colombia, de luto

La primera reacción ante la noticia de que 11 de los 12 diputados del Valle secuestrados en abril del 2002 habrían sido asesinados (el duodécimo, Sigifredo López, estaría milagrosamente vivo) en oscuras circunstancias hace 11 días es de indignación y de horror. Y de repudio y condena sin ambages a sus secuestradores, las Farc, primeros y últimos responsables de la trágica suerte de estos inocentes colombianos que llevaban cinco años secuestrados. Y de la de los demás rehenes, que mantienen en calidad de mercancía humana. La noticia se conoció en la madrugada de ayer 28, sin haber sido confirmada por fuentes distintas, por un comunicado del Comando Conjunto de Occidente de las Farc, fechado cinco días antes, en el que daban cuenta de la muerte de 11 de los 12 diputados, el 18 de junio. No se indicó el lugar. Lo sucedido se atribuyó a circunstancias tan misteriosas como inusuales de "fuego cruzado" entre miembros de esa guerrilla y un "grupo militar sin identificar". No explicaron ni los cinco días que les tomó producir el comunicado, ni los otros cinco para hacerlo público. Ni una palabra sobre los cadáveres de los diputados o su entrega. Otra circunstancia insólita, comentada por el Ministro de Defensa, es que en un fuego cruzado mueran los 11 civiles y ni uno de los combatientes salga herido.

El presidente Álvaro Uribe negó categóricamente que hubiera por esas fechas combates o intentos de rescate en Cauca y Valle, zona de influencia del Bloque Occidental, y acusó a las Farc de asesinar a los diputados del Valle. Nada debe descartarse ante este horrendo hecho. Que hayan sido fusilados a sangre fría por sus captores ante la sospecha de un ataque o un intento de rescate o que lo hayan hecho por poner al Gobierno contra las cuerdas. Pero son, ante todo, las Farc las que deben una explicación al mundo. ¿De qué grupo militar no identificado hablan? ¿Resulta ahora que los nuevos grupos paramilitares andan rescatando secuestrados? ¿Por qué necesitan 10 días para contar lo sucedido? ¿Y los cadáveres? Debe ser una exigencia unánime que las Farc los devuelvan y aclaren hasta la saciedad cómo murieron los diputados.

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