El Reino Unido ha puesto fin a la operación militar más larga de la historia. Los soldados, que llegaron a Irlanda del Norte en 1969 para colaborar con la Policía de esta provincia. La misión terminó en la medianoche del martes. En la 'operación Banner' (estandarte) han participado unos 300.000 soldados; 763 perdieron la vida. En el punto álgido del conflicto, 23.000 militares ingleses se encontraban en Irlanda del Norte. A partir de ahora, la seguridad de la región dependerá exclusivamente de la policía. "Hemos logrado mucho en dos años, hemos retirado mucha infraestructura", declaró el coronel Wayne Harber, comandante segundo de la Brigada de Infantería número 39, la última que queda en Irlanda del Norte. Desde 2005, a medida que avanzaba el proceso de paz, el gobierno de Londres fue reduciendo paulatinamente la presencia militar en la zona.
Ahora ya no hay alambre de espino, vehículos blindados apostados en los límites de los barrios católicos ni escoltas. En su lugar, policías irlandeses patrullan las calles en coches patrulla ordinarios e incluso en bicicleta.
Heridas abiertas en las fronteras
Crossmaglen, un pequeño pueblo del condado de Armagh, es uno de los lugares en los que se concentran los nacionalistas irlandeses que desean la existencia de una Irlanda unida. Sus vecinos conviven con el legado de los fieros enfrentamientos entre pistoleros republicanos y las fuerzas británicas. "El ejército del Reino Unido inició una guerra en esta región y las personas fueron las perjudicadas", ha declarado Terry Hearty, un concejal local del Sinn Fein, brazo político del ilegalizado Ejército Republicano Irlandés (IRA). La misión de las tropas inglesas era sofocar las tensiones que surgieron entre la población protestante, mayoritaria en la región, que quiere que Irlanda del Norte siga siendo parte del Reino Unido, y los católicos.
Crossmaglen, un pequeño pueblo del condado de Armagh, es uno de los lugares en los que se concentran los nacionalistas irlandeses que desean la existencia de una Irlanda unida. Sus vecinos conviven con el legado de los fieros enfrentamientos entre pistoleros republicanos y las fuerzas británicas. "El ejército del Reino Unido inició una guerra en esta región y las personas fueron las perjudicadas", ha declarado Terry Hearty, un concejal local del Sinn Fein, brazo político del ilegalizado Ejército Republicano Irlandés (IRA). La misión de las tropas inglesas era sofocar las tensiones que surgieron entre la población protestante, mayoritaria en la región, que quiere que Irlanda del Norte siga siendo parte del Reino Unido, y los católicos.
Más de 3.600 personas, incluyendo 2.000 civiles y 1.000 miembros de las fuerzas de seguridad, fueron asesinadas a lo largo de tres décadas en todo el Ulster. La violencia cesó tras el alto el fuego anunciado por el IRA en 1997. En marzo la provincia recuperó la autonomía perdida en 2002 y las fuerzas políticas de ambos bandos, el republicano Sinn Fein y el Partido Democrático Unionista, tras años de complicadas negociaciones, formaron por fin un gobierno compartido.
Agradecimientos desde la Policía
El Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI) ha rendido tributo al Ejército por la ayuda prestada para crear las condiciones necesarias que hicieron posible el progreso político. "No hubiera sido posible sin el apoyo sin límite y el coraje de nuestros amigos y colegas del Ejército", dijo un portavoz del PSNI. "Durante más de treinta años, en los momentos más oscuros y angustiosos, cuando la policía necesitó ayuda, los soldados del Ejército británico estaban allí. Ahora, la policía puede hacer sus labores sin la necesidad de la protección de soldados", agregó. Con el fin de la operación militar el ejército británico mantendrá en la región, igual que hace en otras zonas del país, una pequeña fuerza formada por 5.000 hombres, el nivel establecido para un regimiento en tiempos de paz, repartidos por 10 localidades. En estos asentamientos se entrenarán los soldados antes de desplazarse a países en conflicto como Irak o Afganistán. No obstante, un equipo de artificieros permanecerá en la zona debido al nivel de amenaza, muy bajo, de los grupos republicanos. "Tenemos pequeños reductos de actividad de disidentes que, si no controlamos, pueden causarnos daño", señaló el inspector jefe de la Policía Sam Cordner. "Creo que estamos preparados para enfrentarnos a esto", añadió.
El Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI) ha rendido tributo al Ejército por la ayuda prestada para crear las condiciones necesarias que hicieron posible el progreso político. "No hubiera sido posible sin el apoyo sin límite y el coraje de nuestros amigos y colegas del Ejército", dijo un portavoz del PSNI. "Durante más de treinta años, en los momentos más oscuros y angustiosos, cuando la policía necesitó ayuda, los soldados del Ejército británico estaban allí. Ahora, la policía puede hacer sus labores sin la necesidad de la protección de soldados", agregó. Con el fin de la operación militar el ejército británico mantendrá en la región, igual que hace en otras zonas del país, una pequeña fuerza formada por 5.000 hombres, el nivel establecido para un regimiento en tiempos de paz, repartidos por 10 localidades. En estos asentamientos se entrenarán los soldados antes de desplazarse a países en conflicto como Irak o Afganistán. No obstante, un equipo de artificieros permanecerá en la zona debido al nivel de amenaza, muy bajo, de los grupos republicanos. "Tenemos pequeños reductos de actividad de disidentes que, si no controlamos, pueden causarnos daño", señaló el inspector jefe de la Policía Sam Cordner. "Creo que estamos preparados para enfrentarnos a esto", añadió.
Fuente: Diario El Mundo
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