jueves, diciembre 06, 2007

VENEZUELA: Cuentas claras

En la madrugada del lunes, cuando el Presidente de la República dio su bendición a los escrutinios, se levantó un coro para proclamar la idoneidad del Consejo Nacional Electoral. Sus principales directivos, como un batallón de ángeles, entonaron el cántico de que "ya no se podrá volver a dudar de nuestra labor". Alabado sea el Señor, pero aquí en esta tierra de gracia los venezolanos no nos desayunamos con mentiras.

Así que ese menú de justificaciones del CNE no lo compramos y, como es lógico, exigimos ver y tocar las evidencias de tanta belleza electoral que a nadie convence. Los resultados son otros, radicalmente diferentes, y los queremos puros y contabilizados, puestos sobre la mesa. En caso contrario, más de la mitad de Venezuela gritará para que se vayan y hagan espacio para gente más confiable. Hoy no lo son.
El venezolano honesto piensa que este proceso no ha sido transparente, y que las suciedades se ven hasta en los vidrios de las ventanas del CNE. No hay necesidad de entrar a inspeccionar lo que ocurre dentro sin darse cuenta de que escaleras abajo hay una maquinaria que juega a desnaturalizar la verdadera intención del voto. Y si se procede a retirar los escombros, entonces vemos un escenario que nadie, en una democracia, puede imaginarse: una serie de empleados y obreros golpeados por el miedo a perder su trabajo.
Aún así, y gracias a su rebeldía y a su ética personal, los venezolanos logramos conocer algunas de las trapisondas del Gobierno y, por fortuna, estas informaciones llegan a los medios de comunicación. En suma, esos empleados y trabajadores del CNE, a pesar de los espías, logran limpiar parcialmente con su coraje la cara sucia del máximo organismo electoral.
Pero el sucio es grande y la labor debe llegar a la cumbre directiva. ¿Por qué decimos esto? Porque a nadie de la oposición le gustó la manera chavista y presidencial de su designación. Y tampoco, que se reservaran tantos puestos en la dirección para garantizar la voluntad del Gobierno. ¿A qué le temía Miraflores, si se declara expresión única de la voluntad popular? ¿Por qué se siente tan inseguro Chávez, si ha repartido tanto dinero y sigue regalando bolívares a diestra y siniestra? La respuesta se reveló este domingo: nunca el chavismo ha sido una mayoría verdadera, su poder real está en la abstención de los sectores que lo enfrentan. Cuando las proporciones se invierten y es el oficialismo el que se abstiene, entonces las cifras se emparejan. Lo más grave es que cuando ocurre esto el CNE queda al desnudo y sus mecanismos electrónicos, confiables y sofisticados, quedan al descubierto. ¿Por qué los escrutinios de la zona metropolitana, que en 99% son automatizados, no se dieron a conocer a las 7:30 de la noche? ¿A quién le tuvieron miedo? En Miranda igual, Carabobo y Aragua: a esta última asignaron una supuesta derrota porque allí votaron el gobernador Didalco Bolívar y el general Baduel. Falsedades que tenemos que hacer salir a flote.

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