Toda la tensión, la angustia y la bronca acumuladas por los ruralistas en más de 100 días de protesta se descargaron, de la manera más impetuosa y descarnada, ayer, en el Congreso. La estrategia dilatoria de los diputados oficialistas, que intentó postergar el tratamiento de las retenciones móviles impuestas por el Gobierno, enardeció a los representantes del agro y a la oposición, a tal punto que, en un momento, los gritos y los insultos hicieron temer lo peor.
"¡125, 125!", clamaban de viva voz los ruralistas y diputados de la oposición, de pie, exigiendo el inmediato tratamiento de la resolución gubernamental que impuso el esquema de retenciones móviles el 11 de marzo.
El oficialismo, con señas y gritos, les devolvía las gentilezas. La escena se desarrollaba en el segundo piso del edificio anexo de la Cámara de Diputados, donde estaba reunido el plenario de las comisiones de Agricultura y de Presupuesto. Había pasado una hora de comenzado el debate y las dilaciones del oficialismo para ir al grano exacerbaban los ánimos de todos. El ambiente estaba caldeado, y no sólo por la falta de ventilación del lugar, que lo hacía sofocante e incómodo; la tensión y los nervios podían palparse.
En un momento, la oposición amenazó con retirarse. Ya habían expuesto sus opiniones miembros del Frente Nacional Campesino y representantes de pueblos originarios, que reclamaron que se detuviera el avance del monocultivo (la soja) y pedían políticas concretas para la agricultura familiar.
Los ruralistas escuchaban, inquietos. Hasta que alguien estalló: "¡Hablen de las retenciones, que a eso vinimos!" Pero el presidente de la comisión, Alberto Cantero (FPV-Córdoba), con la mayor elegancia, esquivaba el tema. De repente tomó el micrófono Hebe de Bonafini, presidenta de Madres de Plaza de Mayo: "¡No pasarán! ¡Ni un paso atrás! ¡Con la vida defenderemos!"
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"¡125, 125!", clamaban de viva voz los ruralistas y diputados de la oposición, de pie, exigiendo el inmediato tratamiento de la resolución gubernamental que impuso el esquema de retenciones móviles el 11 de marzo.
El oficialismo, con señas y gritos, les devolvía las gentilezas. La escena se desarrollaba en el segundo piso del edificio anexo de la Cámara de Diputados, donde estaba reunido el plenario de las comisiones de Agricultura y de Presupuesto. Había pasado una hora de comenzado el debate y las dilaciones del oficialismo para ir al grano exacerbaban los ánimos de todos. El ambiente estaba caldeado, y no sólo por la falta de ventilación del lugar, que lo hacía sofocante e incómodo; la tensión y los nervios podían palparse.
En un momento, la oposición amenazó con retirarse. Ya habían expuesto sus opiniones miembros del Frente Nacional Campesino y representantes de pueblos originarios, que reclamaron que se detuviera el avance del monocultivo (la soja) y pedían políticas concretas para la agricultura familiar.
Los ruralistas escuchaban, inquietos. Hasta que alguien estalló: "¡Hablen de las retenciones, que a eso vinimos!" Pero el presidente de la comisión, Alberto Cantero (FPV-Córdoba), con la mayor elegancia, esquivaba el tema. De repente tomó el micrófono Hebe de Bonafini, presidenta de Madres de Plaza de Mayo: "¡No pasarán! ¡Ni un paso atrás! ¡Con la vida defenderemos!"
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