viernes, julio 25, 2008

ARGENTINA: "El cambio es impostergable"

Un hombre evidentemente estresado camina, calzado con ojotas de un viejo verano, por un departamento de módicas dimensiones en Puerto Madero. El tiempo y el poder han dejado sus rastros en el aspecto de Alberto Fernández. El joven colaborador de Néstor Kirchner de hace cinco años se ha convertido en un hombre más grueso, de pelo largo y casi blanco. "Parece que han pasado 25 años para mí", se ríe.




Una gripe endemoniada, con fiebres que van y vienen, lo tiene a maltraer. ¿Qué lo alejó del gobierno que ayudó a construir? ?Los tiempos han cambiado?, dice, y agrega: ?Ha cambiado la política y ha cambiado la sociedad. Creo que el Gobierno debe asumir esos cambios y cambiar también. Yo se lo venía diciendo a Néstor y a Cristina en nuestras habituales reuniones. Pero consideré que un gesto público era mejor que un consejo. Por eso, renuncié".

-¿Lo entenderá así la Presidenta?
-Confío en la inteligencia de Cristina.

-¿Y si no lo percibiera de esa manera?
-Le contesto con otra pregunta: ¿para qué quedarme, entonces, en un gobierno que ya no sería el mío?

El nombre de Néstor Kirchner parece sacarlo de la apatía. Se entusiasma: "Ha sido uno de los mejores presidentes argentinos. Hemos trabajado juntos durante gran parte de todos nuestros días en los últimos años. También hemos tenido desacuerdos cordiales, propios de dos amigos. Quisiera rehacer una alianza de trabajo con él. Debemos dedicarnos al partido y a ayudar a que el Gobierno pueda gobernar tranquilo. Hay que llevar tranquilidad a quien tiene la responsabilidad de conducir el país".

-¿Qué cosas debería hacer la Presienta de ahora en más?

-No quiero lastimar al Gobierno. Y los consejos públicos lastiman a veces.

Habla con su hijo por teléfono. Sólo algunos afectos personales lo rodean a este hombre que hasta hace pocas horas lo abrumaba la presencia constante de ministros, secretarios, diplomáticos, empresarios y sindicalistas. El nombre de Guillermo Moreno lo inquieta. Se revuelve en el sillón, mira al amplio ventanal que da al río y calla. Silencio también cuando se le nombra a su viejo adversario Julio De Vido y a Ricardo Jaime.

-¿Las renuncias de ellos serían los cambios de los que usted habla?

-No quiero hacer nombres propios y nunca los hice. Pero los periodistas inventan bien a veces [ironiza]. Han hecho una lista bastante aproximada [dice ya en serio]. Todo el mundo sabe de quiénes hablo.

-¿Cuánto tiempo pueden esperar los cambios?

-Propuse en su momento que Cristina asumiera con un gobierno nuevo. Creía que era mejor cambiar todo para darle a la sociedad nuevas expectativas. Entonces se consideró que no era oportuno, sobre todo porque Cristina no había estado en el día a día del gobierno de Néstor. Bien. Fue el criterio que prevaleció. Ahora considero que esos cambios son impostergables.

La noche del Senado lo estremeció. La derrota no estaba en ningún cálculo del Gobierno. "Sigo creyendo que las retenciones eran buenas y que eran mejores después de los cambios introducidos en la Cámara de Diputados. Pero no podemos ignorar que en el camino habíamos perdido a la opinión pública y a muchos diputados y senadores. ¿Qué hicimos mal? ¿Fue sólo un problema de comunicación o hubo también errores políticos? Ese es, para mí, el debate interno que debía darse el Gobierno."

Siga leyendo la entrevista que trae el diario La Nación de Buenos Aires

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