Una perfecta combinación de inteligencia y audacia fue la clave para liberar a Íngrid Betancourt, a los tres norteamericanos y a 11 policías y soldados colombianos. En una operación cinematográfica, donde no se disparó ni un solo tiro, un grupo de inteligencia militar logró montar una estratagema para engañar a los guerrilleros de las Farc que tenían bajo su cuidado a los secuestrados. Lograron que éstos llevaran a los 15 rehenes desde la espesura de la selva del Guaviare hasta un claro de la selva donde había aterrizado un helicóptero civil, supuestamente de una organización humanitaria amiga de la guerrilla, que trasladaría a los cautivos hasta un lugar donde estaría Alfonso Cano, nuevo comandante de las Farc.
El libreto salió tal como estaba planeado. Bordeando el medio día, los rehenes subieron esposados a la aeronave, escoltados por 'César' y 'Gafas' quienes hasta hace poco habían sido sus carceleros. Apenas el helicóptero alzó el vuelo, y abajo se veían los demás guerrilleros como pequeños puntos en la selva, adentro empezó un fugaz forcejeo. Pocos segundos después, los guerrilleros estaban desnudos, vendados e inmóviles en el piso del helicóptero. "Somos del Ejército Nacional, bienvenidos a la libertad", les dijeron los militares a los incrédulos secuestrados que estallaron en abrazos y llanto.
¿Cómo lograron los militares semejante éxito que ha dejado atónito a todo el mundo?
Gracias a una fascinante mezcla de inteligencia, análisis de información, juego de roles, coordinación y disciplina.
En la inteligencia resultó clave seguir con paciencia y prudencia las pistas que iban dando poco a poco la ubicación de los secuestrados. La fuga del intendente John Frank Pinchao, en abril del año pasado, les dio un giro a las operaciones militares porque gracias a su testimonio por primera vez en mucho tiempo las Fuerzas Armadas supieron con precisión el área en la que estaba este grupo de rehenes, entre Vaupés y Guaviare, a orillas del río Apaporis. Además conocieron detalles de cómo funcionaban los campamentos y sus cuidanderos. Sus flancos débiles y sus defectos.
La segunda gran pista la tuvieron en diciembre pasado, cuando fueron capturadas dos mujeres con las pruebas de supervivencia de un grupo de secuestrados -exactamente el que fue liberado- y que dio nuevas evidencias sobre la zona en la cual estarían ubicados. Se supo que el área entre Tomachipán y San José del Guaviare era clave. Las liberaciones este año de dos grupos de secuestrados, en especial la de Luis Eladio Pérez, permitió ubicar con más precisión los campamentos donde estaban los secuestrados. Tanto, que en febrero de este año fuerzas especiales del Comando de las Fuerzas Militares, al mando directo del General Fredy Padilla de León, sabían donde estaban ubicados por lo menos los tres ciudadanos estadounidenses. Testimonios de fuentes humanas decían que habían escuchado en el río personas que hablaban un idioma extranjero, lo que sirvió para una infiltración en la selva y ubicar directamente el lugar.
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El libreto salió tal como estaba planeado. Bordeando el medio día, los rehenes subieron esposados a la aeronave, escoltados por 'César' y 'Gafas' quienes hasta hace poco habían sido sus carceleros. Apenas el helicóptero alzó el vuelo, y abajo se veían los demás guerrilleros como pequeños puntos en la selva, adentro empezó un fugaz forcejeo. Pocos segundos después, los guerrilleros estaban desnudos, vendados e inmóviles en el piso del helicóptero. "Somos del Ejército Nacional, bienvenidos a la libertad", les dijeron los militares a los incrédulos secuestrados que estallaron en abrazos y llanto.
¿Cómo lograron los militares semejante éxito que ha dejado atónito a todo el mundo?
Gracias a una fascinante mezcla de inteligencia, análisis de información, juego de roles, coordinación y disciplina.
En la inteligencia resultó clave seguir con paciencia y prudencia las pistas que iban dando poco a poco la ubicación de los secuestrados. La fuga del intendente John Frank Pinchao, en abril del año pasado, les dio un giro a las operaciones militares porque gracias a su testimonio por primera vez en mucho tiempo las Fuerzas Armadas supieron con precisión el área en la que estaba este grupo de rehenes, entre Vaupés y Guaviare, a orillas del río Apaporis. Además conocieron detalles de cómo funcionaban los campamentos y sus cuidanderos. Sus flancos débiles y sus defectos.
La segunda gran pista la tuvieron en diciembre pasado, cuando fueron capturadas dos mujeres con las pruebas de supervivencia de un grupo de secuestrados -exactamente el que fue liberado- y que dio nuevas evidencias sobre la zona en la cual estarían ubicados. Se supo que el área entre Tomachipán y San José del Guaviare era clave. Las liberaciones este año de dos grupos de secuestrados, en especial la de Luis Eladio Pérez, permitió ubicar con más precisión los campamentos donde estaban los secuestrados. Tanto, que en febrero de este año fuerzas especiales del Comando de las Fuerzas Militares, al mando directo del General Fredy Padilla de León, sabían donde estaban ubicados por lo menos los tres ciudadanos estadounidenses. Testimonios de fuentes humanas decían que habían escuchado en el río personas que hablaban un idioma extranjero, lo que sirvió para una infiltración en la selva y ubicar directamente el lugar.
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