Pese a que el alerta se mantenía y la tensión persistía entre los miles de ciudadanos evacuados y damnificados, las primeras noticias llegaron esta mañana tras conocerse que el huracán Gustav, que ayer dejó su primera estela de destrucción en las costas del golfo de México, perdió fuerza y se convirtió en una depresión tropical.
Sin embargo, las mirada de las autoridades seguían puestas en la situación de los diques que protegen Nueva Orleáns, agobiados por la fuerte presión de las aguas y el viento, dado que en caso de ceder podría repetirse la tragedia del huracán Katrina. El Centro Nacional de Huracanes indicó que los vientos sostenidos máximos de Gustav descendieron a aproximadamente 56 kilómetros por hora con la posibilidad de que siga perdiendo fuerza en las próximas horas.
Gustav llegó a Luisiana ayer con vientos del doble de fuerza de la que poseen actualmente, arrojando agua por encima de los diques contenedores en el Canal Industrial, en Nueva Orleáns. Pese a ello, el poder del huracán no fue tan fuerte como había sido pronosticado por los meteorólogos, y ahora Gustav se convirtió en depresión tropical, dos días después de que fuera bautizado por el alcalde de Nueva Orleáns, Ray Nagin, como "la madre de todas las tormentas".
La sensación de alivio no significaba que el sudeste de Estados Unidos hubiera escapado indemne del ciclón. Un dique de Luisiana estaba en peligro de caer, y las autoridades se esforzaban por apuntalarlo. Gustav dejó también casas sin techo, derribó árboles e inundó caminos. Los pocos residentes que se negaron a abandonar la ciudad esperaron con nerviosismo la embestida de la tormenta. En la ciudad de Franklin, a unos 160 kilómetros al oeste de Nueva Orleáns, decenas de policías, junto con agentes estatales y guardias nacionales, aguardaban en un centro de operaciones de emergencia dentro de un tribunal.
Fuente: Diario La Nación de Buenos Aires
Sin embargo, las mirada de las autoridades seguían puestas en la situación de los diques que protegen Nueva Orleáns, agobiados por la fuerte presión de las aguas y el viento, dado que en caso de ceder podría repetirse la tragedia del huracán Katrina. El Centro Nacional de Huracanes indicó que los vientos sostenidos máximos de Gustav descendieron a aproximadamente 56 kilómetros por hora con la posibilidad de que siga perdiendo fuerza en las próximas horas.
Gustav llegó a Luisiana ayer con vientos del doble de fuerza de la que poseen actualmente, arrojando agua por encima de los diques contenedores en el Canal Industrial, en Nueva Orleáns. Pese a ello, el poder del huracán no fue tan fuerte como había sido pronosticado por los meteorólogos, y ahora Gustav se convirtió en depresión tropical, dos días después de que fuera bautizado por el alcalde de Nueva Orleáns, Ray Nagin, como "la madre de todas las tormentas".
La sensación de alivio no significaba que el sudeste de Estados Unidos hubiera escapado indemne del ciclón. Un dique de Luisiana estaba en peligro de caer, y las autoridades se esforzaban por apuntalarlo. Gustav dejó también casas sin techo, derribó árboles e inundó caminos. Los pocos residentes que se negaron a abandonar la ciudad esperaron con nerviosismo la embestida de la tormenta. En la ciudad de Franklin, a unos 160 kilómetros al oeste de Nueva Orleáns, decenas de policías, junto con agentes estatales y guardias nacionales, aguardaban en un centro de operaciones de emergencia dentro de un tribunal.
Fuente: Diario La Nación de Buenos Aires
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