El multimillonario plan de rescate financiero de 700.000 millones de dólares con el que el gobierno de George W. Bush espera poner fin a la peor crisis financiera desde la Gran Depresión corría serios riesgos ayer por el fuerte rechazo de los demócratas, que controlan el Congreso, y el creciente escepticismo de los mercados, que volvieron a cerrar en baja.
El presidente del comité bancario del Senado, el demócrata Chris Dodd, consideró que "no es aceptable" el plan de rescate presentado por el secretario del Tesoro, Henry Paulson. "Lo que nos han enviado no es aceptable. Eso no va a funcionar", dijo Dodd, al rechazar la urgente aprobación del plan oficial a libro cerrado, como había pedido la Casa Blanca, para evitar otro derrumbe de los mercados financieros. A su vez, el senador Richard Shelby, el republicano de mayor jerarquía en el comité, dijo: "Debemos estudiar algunas alternativas al plan".
Las declaraciones de los legisladores, que se produjeron durante una comparecencia de Paulson en el comité bancario de la Cámara de Representantes, pusieron en duda las expectativas de la Casa Blanca de tener el plan aprobado por el Congreso esta semana y alimentaron los temores en los mercados (ver aparte). "Hay muchas preguntas que esperan respuestas antes que podamos avanzar", agregó Dodd.
El plan, cuya aprobación urgente había pedido el presidente norteamericano, George W. Bush, para calmar los mercados, destina 700.000 millones de dólares provenientes de fondos públicos para la compra de "deudas tóxicas" del mercado financiero y otorga a Paulson poderes casi ilimitados para el manejo de los fondos. Se trata de la mayor intervención pública en la economía desde la Gran Depresión y podría costar a cada norteamericano unos 2300 dólares.
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El presidente del comité bancario del Senado, el demócrata Chris Dodd, consideró que "no es aceptable" el plan de rescate presentado por el secretario del Tesoro, Henry Paulson. "Lo que nos han enviado no es aceptable. Eso no va a funcionar", dijo Dodd, al rechazar la urgente aprobación del plan oficial a libro cerrado, como había pedido la Casa Blanca, para evitar otro derrumbe de los mercados financieros. A su vez, el senador Richard Shelby, el republicano de mayor jerarquía en el comité, dijo: "Debemos estudiar algunas alternativas al plan".
Las declaraciones de los legisladores, que se produjeron durante una comparecencia de Paulson en el comité bancario de la Cámara de Representantes, pusieron en duda las expectativas de la Casa Blanca de tener el plan aprobado por el Congreso esta semana y alimentaron los temores en los mercados (ver aparte). "Hay muchas preguntas que esperan respuestas antes que podamos avanzar", agregó Dodd.
El plan, cuya aprobación urgente había pedido el presidente norteamericano, George W. Bush, para calmar los mercados, destina 700.000 millones de dólares provenientes de fondos públicos para la compra de "deudas tóxicas" del mercado financiero y otorga a Paulson poderes casi ilimitados para el manejo de los fondos. Se trata de la mayor intervención pública en la economía desde la Gran Depresión y podría costar a cada norteamericano unos 2300 dólares.
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