El proyecto de estatización de las AFJP, explícitamente tendría la intención de evitar que se deterioren los ingresos de quienes aportan y se jubilan por este sistema. Ello parte de la premisa de que el Estado estará dispuesto a darles a los aportantes un ingreso mayor que el proporcionado por el sector privado, lo que por lo menos es dudoso.
El Estado, de aprobarse el proyecto, pasará a manejar una masa de fondos muy importante, ampliando así su poder discrecional. La argumentación económica que se esgrime desde el oficialismo, es que con esta medida la Argentina aleja el riesgo de default, al contar el Gobierno con sobrados recursos para atender los vencimientos de la deuda.
Ello implicaría que los recursos aportados por los afiliados a las AFJP para financiar su jubilación, irían al bolsillo de los tenedores de deuda de Argentina, algo que contradice el supuesto intento de proteger los recursos de los futuros beneficiarios del sistema de jubilación privada.
Si el objetivo de la medida es evitar que la confianza en la Argentina caiga más por un nuevo default, la medida ha mostrado ser contraproducente.
Los mercados son muy volátiles y hoy o mañana pueden cambiar, pero el comportamiento registrado el lunes 20 de enero, el día que se conoció la decisión del Poder Ejecutivo, es una señal muy indiscutible. Este día, la bolsa de los EEUU mejoró casi 5% y la de Brasil más de 7%. Las commodities, acompañaron la tendencia, ya que el petróleo ganó varios dólares por barril y la soja, clave para la Argentina, mejoró 4%.
Pero los valores de Argentina mostraron el comportamiento contrario. La bolsa argentina cayó entre 3 y 7%, de acuerdo se la mida en sus valores de cotización fuera y dentro del país y los bonos perdieron en la misma dirección, en algunos casos hasta el 10%.
Es claro que el razonamiento no ha sido que la Argentina, al contar el Gobierno con más fondos a su disposición para evitar el default, ha ganado en confianza, sino que ha sido todo lo contrario.
Con el anuncio se ha reiterado la costumbre de violar las reglas de juego, lo que ha profundizado la desconfianza. El oficialismo enfrenta una elección difícil el año próximo y por primera vez en dos décadas de ejercicio continuo del poder a nivel municipal, provincial ya nacional, los Kirchner tendrán que gobernar en un año de restricción económica.
Quienes toman decisiones económicas, piensan que la medida está más motivada por la necesidad de evitar la reducción de gasto que por la decisión de cumplir los compromisos externos y los aportantes de las AFJP, sin que ello implique profesión ideológica por el capitalismo, temen por el destino de sus aportes.
Autor: Rosendo Fraga Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, para el diario La Nación de Buenos Aires
El Estado, de aprobarse el proyecto, pasará a manejar una masa de fondos muy importante, ampliando así su poder discrecional. La argumentación económica que se esgrime desde el oficialismo, es que con esta medida la Argentina aleja el riesgo de default, al contar el Gobierno con sobrados recursos para atender los vencimientos de la deuda.
Ello implicaría que los recursos aportados por los afiliados a las AFJP para financiar su jubilación, irían al bolsillo de los tenedores de deuda de Argentina, algo que contradice el supuesto intento de proteger los recursos de los futuros beneficiarios del sistema de jubilación privada.
Si el objetivo de la medida es evitar que la confianza en la Argentina caiga más por un nuevo default, la medida ha mostrado ser contraproducente.
Los mercados son muy volátiles y hoy o mañana pueden cambiar, pero el comportamiento registrado el lunes 20 de enero, el día que se conoció la decisión del Poder Ejecutivo, es una señal muy indiscutible. Este día, la bolsa de los EEUU mejoró casi 5% y la de Brasil más de 7%. Las commodities, acompañaron la tendencia, ya que el petróleo ganó varios dólares por barril y la soja, clave para la Argentina, mejoró 4%.
Pero los valores de Argentina mostraron el comportamiento contrario. La bolsa argentina cayó entre 3 y 7%, de acuerdo se la mida en sus valores de cotización fuera y dentro del país y los bonos perdieron en la misma dirección, en algunos casos hasta el 10%.
Es claro que el razonamiento no ha sido que la Argentina, al contar el Gobierno con más fondos a su disposición para evitar el default, ha ganado en confianza, sino que ha sido todo lo contrario.
Con el anuncio se ha reiterado la costumbre de violar las reglas de juego, lo que ha profundizado la desconfianza. El oficialismo enfrenta una elección difícil el año próximo y por primera vez en dos décadas de ejercicio continuo del poder a nivel municipal, provincial ya nacional, los Kirchner tendrán que gobernar en un año de restricción económica.
Quienes toman decisiones económicas, piensan que la medida está más motivada por la necesidad de evitar la reducción de gasto que por la decisión de cumplir los compromisos externos y los aportantes de las AFJP, sin que ello implique profesión ideológica por el capitalismo, temen por el destino de sus aportes.
Autor: Rosendo Fraga Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, para el diario La Nación de Buenos Aires
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