Por: Juan Paredes Castro editor del diario El Comercio de Lima
Así como la palabra 'faenón' ha perdido su brillo y sentido en el mundo taurino (la corrida del domingo en Acho fue realmente un faenón y nadie quiso nombrarla así), hablar de "buenos negocios" ya no suena como antes: muchas veces huele mal.
Es que después del 'faenón' que se atribuyeron los abogados Alberto Quimper y Rómulo León en relación con la oscura concesión de lotes de exploración petrolera a la empresa Discover, no había otra cosa que esperar. Del mismo modo, ¿qué significa hacer 'buenos negocios' con un inversionista como Fortunato Canaán? ¿Ver desfilar a ministros de Estado peruanos por su suite limeña?
Ahora sabemos que los 'faenones' y los 'buenos negocios' de Wall Street, de las hipotecas inmobiliarias y de la banca de inversión, tampoco eran tales. Es más: ya nadie quisiera hablar en el mundo económico, comercial y financiero de hoy en esos términos, salvo que se deseara recordarlos peyorativamente.
Los acuerdos y recomendaciones del APEC, casi en sintonía perfecta con la cumbre previa del G-20, abogan por un mundo comercialmente más abierto, con cada vez menos proteccionismo y cada vez mayor competitividad. Muy bien. Claro que es importante que marchemos en esa dirección, pero también con transparencia y regulaciones de la más alta calidad e identificación. Que el mundo de los negocios deje de tener lados oscuros, como el de la piratería, por ejemplo, y vistas gordas en las aduanas, en los gobiernos y en las administraciones públicas.
Probablemente, nos estemos acercando a un mundo en el que la competitividad y la transparencia estén abriendo una base muy ancha, no solo a la ética de la política, sino también a la ética de los negocios.
Así como la palabra 'faenón' ha perdido su brillo y sentido en el mundo taurino (la corrida del domingo en Acho fue realmente un faenón y nadie quiso nombrarla así), hablar de "buenos negocios" ya no suena como antes: muchas veces huele mal.
Es que después del 'faenón' que se atribuyeron los abogados Alberto Quimper y Rómulo León en relación con la oscura concesión de lotes de exploración petrolera a la empresa Discover, no había otra cosa que esperar. Del mismo modo, ¿qué significa hacer 'buenos negocios' con un inversionista como Fortunato Canaán? ¿Ver desfilar a ministros de Estado peruanos por su suite limeña?
Ahora sabemos que los 'faenones' y los 'buenos negocios' de Wall Street, de las hipotecas inmobiliarias y de la banca de inversión, tampoco eran tales. Es más: ya nadie quisiera hablar en el mundo económico, comercial y financiero de hoy en esos términos, salvo que se deseara recordarlos peyorativamente.
Los acuerdos y recomendaciones del APEC, casi en sintonía perfecta con la cumbre previa del G-20, abogan por un mundo comercialmente más abierto, con cada vez menos proteccionismo y cada vez mayor competitividad. Muy bien. Claro que es importante que marchemos en esa dirección, pero también con transparencia y regulaciones de la más alta calidad e identificación. Que el mundo de los negocios deje de tener lados oscuros, como el de la piratería, por ejemplo, y vistas gordas en las aduanas, en los gobiernos y en las administraciones públicas.
Probablemente, nos estemos acercando a un mundo en el que la competitividad y la transparencia estén abriendo una base muy ancha, no solo a la ética de la política, sino también a la ética de los negocios.
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