Durante su tradicional Mensaje de Navidad, el Papa Benedicto XVI expresó ayer su profunda preocupación por el "cada vez más incierto" futuro debido a la crisis financiera, y exhortó a que "cada uno cumpla con su deber, en un espíritu de auténtica solidaridad".
"Si cada uno sólo piensa en sus propios intereses, el mundo se encamina a la ruina", afirmó desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano, en el cuarto Mensaje de Navidad que pronuncia durante su Pontificado. El Papa destacó que en este tiempo "marcado por una considerable crisis económica", la Navidad debe ser vista como una oportunidad para una mayor solidaridad entre las familias y entre la sociedad.
Ante unas 60 mil personas reunidas en la plaza de San Pedro, el Pontífice proclamó al mundo que con el nacimiento de Jesús "ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres".
El Papa subrayó que la Navidad es la fiesta de la luz y que Jesús vino a la tierra "para todos, judíos, paganos, ricos y pobres, creyentes y no creyentes, cercanos y lejanos".
Benedicto XVI añadió que Dios es el único que puede transformar el mal en bien y cambiar el corazón del hombre, y abogó para que todo el mundo sienta el poder de la gracia salvadora de Dios. "Que brille la luz de la Navidad donde se atropella la dignidad y los derechos de las personas, donde los egoísmos personales o de grupo prevalecen sobre el bien común, donde se corre el riesgo de acostumbrarse al odio fratricida y a la explotación del hombre por el hombre", señaló.
Asimismo, pidió que la Luz de Belén también brille donde "las luchas intestinas dividen grupos y etnias y laceran la convivencia y donde el terrorismo sigue golpeando, donde falta lo necesario para vivir, donde se mira con desconfianza un futuro que se está haciendo cada vez más incierto, incluso en las naciones con mayor bienestar".
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"Si cada uno sólo piensa en sus propios intereses, el mundo se encamina a la ruina", afirmó desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano, en el cuarto Mensaje de Navidad que pronuncia durante su Pontificado. El Papa destacó que en este tiempo "marcado por una considerable crisis económica", la Navidad debe ser vista como una oportunidad para una mayor solidaridad entre las familias y entre la sociedad.
Ante unas 60 mil personas reunidas en la plaza de San Pedro, el Pontífice proclamó al mundo que con el nacimiento de Jesús "ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres".
El Papa subrayó que la Navidad es la fiesta de la luz y que Jesús vino a la tierra "para todos, judíos, paganos, ricos y pobres, creyentes y no creyentes, cercanos y lejanos".
Benedicto XVI añadió que Dios es el único que puede transformar el mal en bien y cambiar el corazón del hombre, y abogó para que todo el mundo sienta el poder de la gracia salvadora de Dios. "Que brille la luz de la Navidad donde se atropella la dignidad y los derechos de las personas, donde los egoísmos personales o de grupo prevalecen sobre el bien común, donde se corre el riesgo de acostumbrarse al odio fratricida y a la explotación del hombre por el hombre", señaló.
Asimismo, pidió que la Luz de Belén también brille donde "las luchas intestinas dividen grupos y etnias y laceran la convivencia y donde el terrorismo sigue golpeando, donde falta lo necesario para vivir, donde se mira con desconfianza un futuro que se está haciendo cada vez más incierto, incluso en las naciones con mayor bienestar".
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