Los manifestantes y las fuerzas del orden han protagonizado violentos encontronazos en varias ciudades griegas. El país —cada vez más sumido en la crisis social y política— vivió una cuarta noche de violencia, tras las exequias del adolescente Alexis Grigoropoulos, abatido este sábado por un policía y como antesala de una jornada de huelga general ya fijada en el calendario antes del suceso.
En un mensaje a la nación, el primer ministro griego, Costas Caramanlis, acusó a los manifestantes de ser "enemigos de la democracia". Mientras, las escaramuzas continuaron durante la noche en las principales ciudades griegas.
Y es que esta crisis se vuelve cada día más política. El jefe de la oposición socialista, Georges Papandreu, rechazó ayer el llamamiento a la unidad del país lanzado por Caramanlis. Papandreu contestó a Caramanlis que "el pueblo ha perdido la confianza en el Gobierno" y que lo único que pueden hacer es "dimitir".
La explosión de cólera de los jóvenes, signo de una radicalización debido a la inseguridad económica y el desempleo, pone en dificultades a un gobierno ya debilitado por una serie de escándalos y por las consecuencias de la crisis económica internacional. Además, este miércoles, la crisis griega coincidirá con una huelga general convocada por los sindicatos desde hace tiempo.
La violencia continuó
Las llamadas a la calma del Gobierno no calmaron los ánimos, lo que se tradujo en manifestaciones, actos de vandalismo y enfrentamientos con la Policía se avivaran tras el entierro del joven. En Paleo Faliro, las exequias de Grigoropoulos se desarrollaron con una relativa calma, tal y como había pedido la familia. Su petición se ha respetado, salvo ciertos insultos hacia la policía. El entierro estuvo precedido de manifestaciones de millares de personas en Atenas y Salónica. Esa protesta pacífica estuvo empañada por la violencia, y muchos de los manifestantes se vieron atrapados en los enfrentamientos entre los radicales y la policía.
Una nueva batalla campal tuvo lugar tras el sepelio en los suburbios de Atenas. En las calles de Néa Smyrni, barrio próximo a Paleo Faliro, las fuerzas de seguridad han perseguido durante varias horas a los grupos de jóvenes manifestantes. Al comienzo de la noche, una veintena de manifestantes seguía enfrentándose a los antidisturbios.
Las escaramuzas continuaban también en el centro de Atenas, donde la Escuela politécnica lleva ocupada desde hace tres días. Los protestantes hicieron fuego en las calles cercanas y lanzaron objetos a los policías, que trataron de disolverlos con gases lacrimógenos.
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En un mensaje a la nación, el primer ministro griego, Costas Caramanlis, acusó a los manifestantes de ser "enemigos de la democracia". Mientras, las escaramuzas continuaron durante la noche en las principales ciudades griegas.
Y es que esta crisis se vuelve cada día más política. El jefe de la oposición socialista, Georges Papandreu, rechazó ayer el llamamiento a la unidad del país lanzado por Caramanlis. Papandreu contestó a Caramanlis que "el pueblo ha perdido la confianza en el Gobierno" y que lo único que pueden hacer es "dimitir".
La explosión de cólera de los jóvenes, signo de una radicalización debido a la inseguridad económica y el desempleo, pone en dificultades a un gobierno ya debilitado por una serie de escándalos y por las consecuencias de la crisis económica internacional. Además, este miércoles, la crisis griega coincidirá con una huelga general convocada por los sindicatos desde hace tiempo.
La violencia continuó
Las llamadas a la calma del Gobierno no calmaron los ánimos, lo que se tradujo en manifestaciones, actos de vandalismo y enfrentamientos con la Policía se avivaran tras el entierro del joven. En Paleo Faliro, las exequias de Grigoropoulos se desarrollaron con una relativa calma, tal y como había pedido la familia. Su petición se ha respetado, salvo ciertos insultos hacia la policía. El entierro estuvo precedido de manifestaciones de millares de personas en Atenas y Salónica. Esa protesta pacífica estuvo empañada por la violencia, y muchos de los manifestantes se vieron atrapados en los enfrentamientos entre los radicales y la policía.
Una nueva batalla campal tuvo lugar tras el sepelio en los suburbios de Atenas. En las calles de Néa Smyrni, barrio próximo a Paleo Faliro, las fuerzas de seguridad han perseguido durante varias horas a los grupos de jóvenes manifestantes. Al comienzo de la noche, una veintena de manifestantes seguía enfrentándose a los antidisturbios.
Las escaramuzas continuaban también en el centro de Atenas, donde la Escuela politécnica lleva ocupada desde hace tres días. Los protestantes hicieron fuego en las calles cercanas y lanzaron objetos a los policías, que trataron de disolverlos con gases lacrimógenos.
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