lunes, diciembre 22, 2008

¿Mundo sin antibióticos?

Hasta 1943, año en que se descubrió la estreptomicina, primer antibiótico contra la tuberculosis, la mitad de quienes contraían este mal infeccioso, que ataca los pulmones, fallecían. Infortunadamente, dichas tasas de mortalidad, que se redujeron a partir de entonces gracias a medicamentos de este tipo y a políticas eficaces de salud pública, han vuelto a dispararse por la llamada tuberculosis extremadamente resistente, aquella que no responde a ningún antibiótico conocido.

Este mal, detectado por primera vez hace dos años en África, ya está hoy presente en 50 países. Según un reciente estudio científico, dicha enfermedad causa la muerte a la mitad de los pacientes que la contraen. En una era en que se elucubra en torno a los potenciales aportes de la ingeniería genética y a las aplicaciones derivadas de la investigación con células madre, cabe preguntar por qué, de acuerdo con Naciones Unidas, se retrocedió a grado tal que, de los diez millones de casos de tuberculosis que se producen cada año en el mundo, medio millón son resistentes a los tratamientos convencionales.

Aunque cueste creerlo, dicha resistencia se debe en gran parte al uso irresponsable que la gente hace de los antibióticos; los consumidores no solo los utilizan por su cuenta para tratar dolencias como la gripa, frente a las cuales estos medicamentos son inocuos, sino que, cuando sí son formulados por un médico, en un alto porcentaje los pacientes no los usan siguiendo los plazos y las dosis recomendados. Aunque en Colombia se han registrado casos de esta tuberculosis resistente, todavía no se considera un problema de grandes dimensiones; no obstante, con cerca de 11.000 enfermos nuevos por año, podría llegar a serlo si el sistema de salud sigue teniendo problemas, por ejemplo, para identificar los casos potenciales (búsqueda de contactos), para garantizar tratamientos completos a los afectados y para lograr que estos cumplan con ellos.

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