martes, febrero 03, 2009

Mi alegría por la liberación de Alan Jara

Nacimos en la misma ciudad, recorrimos las mismas calles, fuimos a la misma escuela: La Marco Fidel Súarez, hicimos juntos el bachillerato - enseñanza media- en el famoso Colegio Francisco José Caldas. Nos hicimos adolescentes, nos vimos crecer, el jugaba ping pong, yo en cambio, fútbol, baloncesto. El muy ordenado, yo algo desordenado. Villavicencio, nuestra ciudad natal, el Departamento del Meta, y llaneros, así nos dicen a quienes nacimos en esa rica región. Alan se fue a educar a la Unión Soviética, yo a Bogotá. Ingresé a la vida pública, y cuando regresó él también lo hizo. Cuando llegó, yo había sido designado Cónsul General de Colombia, en Santiago. Nos perdimos los pasos, y con amigos comunes, sabíamos de cada uno.




En mi frustrado intento de buscar un espacio político, el año de 1991, estuvimos en orillas diferentes. Y estuve en su casa, junto a Claudia, en una charla que hacía más gala de nuestra amistad, que superaba el hecho de las diferencias públicas que manteníamos.

En el sorteo para escoger los números en el tarjetón de los Candidatos a Gobernador del Meta, Alan, por esas cosas de la vida, sacó mi nombre que era para el número 1. Nos hicimos un par de bromas, y llegó la elección, y obtuve una honrosa votación. Claro que nos enfrentamos. No directamente, pero estabamos en visiones distintas. Lo cito como referencia, porque luego, me volví a Chile y él se quedó hasta que sufrio el secuestro. Me dolió, en el alma, como duelen estas cosas cuando uno está tan lejos.

Lo lamenté, se lo hice saber, y en mi última visita a Villavicencio, hice de manifiesto mi deseo de verlo en libertad.

Aquí en Chile, con otro liberado, Luis Eladio Pérez, le dije que mi sueño era ver a Alan y cada uno de los colombianos plagiados, que recuperaran su libertad. Le conté anécdotas inéditas de nuestra amistad. Luis Eladio, quedó algo sorprendido. Llegar a Chile, viajar tantos kilómetros y encontrar un amigo de Alan, y por cierto, un conocido de él mismo.

Ahora que esta libre, me alegra por él, por Claudia, por Alan Felipe, y mi sueño es que nunca más haya un secuestrado y que los que aún lo estan sean liberados lo más pronto posible.

Qué recupere el tiempo, y seguiremos siendo amigos. Total, ya no tenemos barreras, ni aspiraciones, ni ambiciones que nos separen. Desde la distancia, la felicidad de todos los que te conocemos, es total.

Espero algún dia, que nos podamos ir al Guatiquía, y en sus orillas, recordar nuestra infancia, y adolescencia. Y sobre todo darnos la mano, y los abrazos, con la misma alegría que lo hacíamos cuando teniamos buenas notas.

Alan, te prometo ir a verte. No te pediré que me cuentes las penurias que pasaste. Quiero verte junto a tu hijo, y que juguemos ping pong. Hagamos un doble. Tu y tu hijo. Yo le pediré al negro Omaña, a Dario Vásquez, a Armando Blanco, a un Mc Callister, que sean mi compañero del doble. Desafiaremos a los campeones, así lo hacemos los llaneros, nos gusta intentar ganarle a los mejores.

Desde Santiago de Chile, en un verano, mi afecto inquebrantable.


Libardo Buitrago Camelo

"Pa´lante porque pa´tras asustan". Dicho popular llanero que nos vio crecer.

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