Están arribando a nuestro país, el Vicepresidente de los Estados Unidos, los jefes de gobierno de Gran Bretaña, España, Uruguay, Brasil, Argentina, Noruega y Australia, en el marco de la Cumbre Anual de Lideres Progresistas, bajo el lema de “Una respuesta progresista a la crisis global”, teniendo como anfitriona a la Presidenta Michelle Bachelet.
La cita ocurrirá en un momento especial que esta viviendo el mundo, afectado por la grave crisis económica, derivada de la explosión de la burbuja bursátil, que se alimento con una desmesurada asignación de créditos hipotecarios sin ningún sustento.
Nuestro país, estará en el foco mundial, ya que será la primera presencia de Joseph Biden, enviado en representación de Barack Obama, y será en Viña del Mar, donde podrá dibujar lo que puede ser la aproximación de la política exterior, con la Región. Sin embargo, esta debería ser una gran oportunidad para darle piso político a la próxima reunión del G-20 que se efectuará en Londres los primeros días del mes de abril y si esto ocurre se traducirá en un aporte, y no en otra cita más.
La Cumbre, servirá, en la medida que el diálogo político de los asistentes, esté orientado a lo que es urgente: respuestas claras para enfrentar la crisis económica, y su lado más duro: el desempleo. Que se empuje a la acción inmediata. Y si la mandataria chilena, toma el toro por las astas, su discurso debe estar dirigido a que los gobernantes se ocupen sin mayores demoras de manera coordinada de todas aquellas acciones que faciliten la más rápida salida de este oscuro callejón., ya que el planeta se juega mucho en Londres en la reunión del G-20, es decir, de los países que representan el 85% de la economía mundial. La Unión Europea deseaba esta reunión y la obtuvo tras no pocos esfuerzos. De los mensajes que salgan de ella podría depender el regreso de la confianza o, por el contrario, que se impusiera el “cada cual a lo suyo" en la gestión de la crisis.
Por el momento, todo se desarrolla como si fuesen a enfrentarse dos visiones de una posible salida a la crisis: por una parte, la que propugnan EE UU y el Reino Unido, centrada en sus planes masivos de reactivación, y la que defienden Alemania y Francia -representando a Europa continental-, más orientada hacia la necesidad de reglamentar y regular las finanzas internacionales.
Barack Obama intervino personalmente para apremiar a los europeos a seguir los pasos de Estados Unidos, argumentando que para que la reactivación estadounidense pueda ser eficaz y el comercio mundial vuelva a arrancar es necesaria una reactivación simultánea, es decir, que los países importadores y los exportadores vuelvan a poner en marcha juntos un círculo virtuoso. En este enfoque, compartido por Gordon Brown, el personaje central es el consumidor, al que hay que devolver la confianza y el poder adquisitivo.
Por el contrario, alemanes y franceses creen que cada cual debe decidir lo que puede hacer y que, antes de ir más allá, o de anunciar un esfuerzo suplementario, primero habría que poner en marcha las medidas anunciadas. De hecho, Alemania, país organizado alrededor de su capacidad exportadora, no ve por qué tendría que ir más allá de los 70.000 millones de dólares previstos, pues su problema está relacionado con la crisis de las economías que, como China, importaban bienes de equipo alemanes.
A Chile, por el nivel de los gobernantes, le sirve en dos direcciones esta Cumbre: primero, nos permite mostrarnos con los logros que se han alcanzado en nuestro desarrollo, como esfuerzo nacional y segundo, mandar un contundente mensaje al mundo, que el proteccionismo no es el mejor mecanismo para enfrentar la crisis económica, y en eso, lograr que los presentes adviertan que proteger los sectores productivos, frenará el impulso que ha permitido mayor prosperidad. Junto a lo anterior, se debe esperar una voz de medidas urgentes para abordar el cambio climático. Si ello se pone en la agenda, entonces tendrán sentido este tipo de reuniones, y por cierto es lo que se esperaría que quede registrado en la Declaración final. Y reafirmar el liderazgo que se le reconoce a Chile.
La cita ocurrirá en un momento especial que esta viviendo el mundo, afectado por la grave crisis económica, derivada de la explosión de la burbuja bursátil, que se alimento con una desmesurada asignación de créditos hipotecarios sin ningún sustento.
Nuestro país, estará en el foco mundial, ya que será la primera presencia de Joseph Biden, enviado en representación de Barack Obama, y será en Viña del Mar, donde podrá dibujar lo que puede ser la aproximación de la política exterior, con la Región. Sin embargo, esta debería ser una gran oportunidad para darle piso político a la próxima reunión del G-20 que se efectuará en Londres los primeros días del mes de abril y si esto ocurre se traducirá en un aporte, y no en otra cita más.
La Cumbre, servirá, en la medida que el diálogo político de los asistentes, esté orientado a lo que es urgente: respuestas claras para enfrentar la crisis económica, y su lado más duro: el desempleo. Que se empuje a la acción inmediata. Y si la mandataria chilena, toma el toro por las astas, su discurso debe estar dirigido a que los gobernantes se ocupen sin mayores demoras de manera coordinada de todas aquellas acciones que faciliten la más rápida salida de este oscuro callejón., ya que el planeta se juega mucho en Londres en la reunión del G-20, es decir, de los países que representan el 85% de la economía mundial. La Unión Europea deseaba esta reunión y la obtuvo tras no pocos esfuerzos. De los mensajes que salgan de ella podría depender el regreso de la confianza o, por el contrario, que se impusiera el “cada cual a lo suyo" en la gestión de la crisis.
Por el momento, todo se desarrolla como si fuesen a enfrentarse dos visiones de una posible salida a la crisis: por una parte, la que propugnan EE UU y el Reino Unido, centrada en sus planes masivos de reactivación, y la que defienden Alemania y Francia -representando a Europa continental-, más orientada hacia la necesidad de reglamentar y regular las finanzas internacionales.
Barack Obama intervino personalmente para apremiar a los europeos a seguir los pasos de Estados Unidos, argumentando que para que la reactivación estadounidense pueda ser eficaz y el comercio mundial vuelva a arrancar es necesaria una reactivación simultánea, es decir, que los países importadores y los exportadores vuelvan a poner en marcha juntos un círculo virtuoso. En este enfoque, compartido por Gordon Brown, el personaje central es el consumidor, al que hay que devolver la confianza y el poder adquisitivo.
Por el contrario, alemanes y franceses creen que cada cual debe decidir lo que puede hacer y que, antes de ir más allá, o de anunciar un esfuerzo suplementario, primero habría que poner en marcha las medidas anunciadas. De hecho, Alemania, país organizado alrededor de su capacidad exportadora, no ve por qué tendría que ir más allá de los 70.000 millones de dólares previstos, pues su problema está relacionado con la crisis de las economías que, como China, importaban bienes de equipo alemanes.
A Chile, por el nivel de los gobernantes, le sirve en dos direcciones esta Cumbre: primero, nos permite mostrarnos con los logros que se han alcanzado en nuestro desarrollo, como esfuerzo nacional y segundo, mandar un contundente mensaje al mundo, que el proteccionismo no es el mejor mecanismo para enfrentar la crisis económica, y en eso, lograr que los presentes adviertan que proteger los sectores productivos, frenará el impulso que ha permitido mayor prosperidad. Junto a lo anterior, se debe esperar una voz de medidas urgentes para abordar el cambio climático. Si ello se pone en la agenda, entonces tendrán sentido este tipo de reuniones, y por cierto es lo que se esperaría que quede registrado en la Declaración final. Y reafirmar el liderazgo que se le reconoce a Chile.
Libardo Buitrago, Santiago 27 de Marzo
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