Otra vez el choque entre los presidentes y cancilleres de Bolivia y Perú ha dejado un mal sabor en el barrio. La acusación de Evo Morales a la diplomacia peruana de haber ido a La Haya solo para frustrar los planes bolivianos de salida al mar se compara en su agresividad a la respuesta de Alan García: los bolivianos hace mucho que renunciaron a salir al mar. Lo cual es una alusión al Tratado Bolivia-Chile de 1904, firmado con una pistola contra la sien.
¿Se contradicen las aspiraciones de Bolivia y Perú en torno al mar en este momento? Evidentemente Morales piensa que sí. De allí su frase “Cuando el gobierno peruano escucha que se quería abrir el corredor, inmediatamente presenta la demanda a la corte de La Haya”. Ha pasado un poco inadvertida en el canje de puyas, pero se t***
de una tremenda declaración.
¿Qué es lo que en esta hipótesis el Perú habría frustrado? ¿Un corredor soberano? Los bolivianos deberían exigirle a Morales que informe al país por extenso cuál fue esa solución que la demanda peruana habría frustrado, y que explicaría el delicado trato del vecino dirigente a las autoridades chilenas.
Lo que ha dado a entender Morales con todas sus letras es que ya estarían en plena “negociación marítima” La Paz-Santiago si este no fuera un año tan electoral en Chile. Incluso ha añadido que se considera dos opciones: un corredor por el norte de Arica, o un “enclave”, cuya naturaleza no define. Son palabras mayores, sobre todo por su carga de esperanza.
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¿Se contradicen las aspiraciones de Bolivia y Perú en torno al mar en este momento? Evidentemente Morales piensa que sí. De allí su frase “Cuando el gobierno peruano escucha que se quería abrir el corredor, inmediatamente presenta la demanda a la corte de La Haya”. Ha pasado un poco inadvertida en el canje de puyas, pero se t***
de una tremenda declaración.
¿Qué es lo que en esta hipótesis el Perú habría frustrado? ¿Un corredor soberano? Los bolivianos deberían exigirle a Morales que informe al país por extenso cuál fue esa solución que la demanda peruana habría frustrado, y que explicaría el delicado trato del vecino dirigente a las autoridades chilenas.
Lo que ha dado a entender Morales con todas sus letras es que ya estarían en plena “negociación marítima” La Paz-Santiago si este no fuera un año tan electoral en Chile. Incluso ha añadido que se considera dos opciones: un corredor por el norte de Arica, o un “enclave”, cuya naturaleza no define. Son palabras mayores, sobre todo por su carga de esperanza.
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