Obama, durante la rueda de prensa. Reuters
En una conferencia de prensa televisada en horario de 'prime time', el presidente de EEUU, Barack Obama, hizo un esfuerzo para convencer a la ciudadanía de la necesidad de realizar un cambio radical en el sistema sanitario del país. Obama calificó la reforma de "imprescindible", e instó a los sus congresistas a que aprueben una nueva ley lo antes posible, ya que "si no actuamos, 14.000 norteamericanos continuarán perdiendo su seguro sanitario cada día".
En su intervención, el presidente resaltó en diversas ocasiones que la reforma sanitaria influirá de forma positiva en toda la ciudadanía, no sólo en los millones de norteamericanos que no tienen cobertura sanitaria. "[La reforma] no es sólo para los 47 millones de norteamericanos que no tienen seguro sanitario. La reforma es para cada uno de los norteamericanos que algún vez han temido que podrían perder su cobertura si se ponen muy enfermos, o pierden su trabajo, o cambian de trabajo".
Entre las propuestas que defendió, figura la creación de un plan sanitario público que compita con los privados, lo que "promoverá la elección y la competición". Sin embargo, garantizó que no se forzará a nadie a cancelar su seguro actual.
Para los ya asegurados, además de una mayor "estabilidad", prometió una reducción de sus cuotas mensuales a través de una mejor gestión del dinero invertido en Sanidad. "El despilfarro que se produce en este sector no lo notan de forma directa, pero sí indirecta", dijo Obama, que recordó en los otros países occidentales los ciudadanos gastan anualmente 6.000 dólares menos -unos 4.500 euros-.
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