El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, anunció hoy en la capital estadounidense su decisión de retrasar su programado viaje de regreso a su país con el fin de dar tiempo a la Organización de Estados Americanos (OEA) a realizar las gestiones diplomáticas para tratar de restaurar el orden constitucional.
"La OEA ha pedido 72 horas y estamos dispuestos a apoyar esa decisión", dijo Zelaya en una conferencia de prensa después de concluida la Asamblea General extraordinaria de la OEA, que emitió una resolución condenatoria contra el régimen del designado mandatario interino, Roberto Micheletti, en la que le da un plazo de tres días para restablecer el orden constitucional y restituir a Zelaya en el poder.
"No vamos a hacer ninguna acción antes del movimiento diplomático (...) para no entorpecer una labor encomiable", agregó Zelaya, quien reiteró que la "comisión" que lo podría acompañar cuando decida finalmente viajar estaría integrada por sus pares de la Argentina, Cristina Kirchner, de Ecuador, Rafael Correa, y por el presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, Miguel D´Escoto, entre otros.
Zelaya indicó que durante este plazo prorrogado continuará sus "actividades" para lograr su reinstauración en el poder hondureño y, en ese marco, anunció su participación hoy en la asunción del nuevo presidente panameño, Ricardo Martinelli, de quien dijo haber recibido una "invitación personal".
Tras casi doce horas de reunión entre los embajadores y cancilleres, la Asamblea General adoptó una resolución de cinco puntos que, entre otras cosas, condena "enérgicamente" el golpe de Estado llevado a cabo el domingo último, exige la restitución "inmediata, segura e incondicional" de Zelaya, al que reconoce como único presidente constitucional, y rechaza al gobierno formado por Roberto Micheletti.
Además, fija un plazo de 72 horas para que el gobierno interino designado por Micheletti acate la resolución o, de lo contrario, la OEA procederá a aplicar el artículo 21 de la Carta Democrática Interamericana para suspender a Honduras del foro regional.
Esa suspensión, que sería la primera desde la de Cuba en 1962, supondría el aislamiento diplomático del nuevo Gobierno, que además no tendría acceso a créditos de las instituciones financieras internacionales.
Fuente: Diario La Nación de Buenos Aires
"La OEA ha pedido 72 horas y estamos dispuestos a apoyar esa decisión", dijo Zelaya en una conferencia de prensa después de concluida la Asamblea General extraordinaria de la OEA, que emitió una resolución condenatoria contra el régimen del designado mandatario interino, Roberto Micheletti, en la que le da un plazo de tres días para restablecer el orden constitucional y restituir a Zelaya en el poder.
"No vamos a hacer ninguna acción antes del movimiento diplomático (...) para no entorpecer una labor encomiable", agregó Zelaya, quien reiteró que la "comisión" que lo podría acompañar cuando decida finalmente viajar estaría integrada por sus pares de la Argentina, Cristina Kirchner, de Ecuador, Rafael Correa, y por el presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, Miguel D´Escoto, entre otros.
Zelaya indicó que durante este plazo prorrogado continuará sus "actividades" para lograr su reinstauración en el poder hondureño y, en ese marco, anunció su participación hoy en la asunción del nuevo presidente panameño, Ricardo Martinelli, de quien dijo haber recibido una "invitación personal".
Tras casi doce horas de reunión entre los embajadores y cancilleres, la Asamblea General adoptó una resolución de cinco puntos que, entre otras cosas, condena "enérgicamente" el golpe de Estado llevado a cabo el domingo último, exige la restitución "inmediata, segura e incondicional" de Zelaya, al que reconoce como único presidente constitucional, y rechaza al gobierno formado por Roberto Micheletti.
Además, fija un plazo de 72 horas para que el gobierno interino designado por Micheletti acate la resolución o, de lo contrario, la OEA procederá a aplicar el artículo 21 de la Carta Democrática Interamericana para suspender a Honduras del foro regional.
Esa suspensión, que sería la primera desde la de Cuba en 1962, supondría el aislamiento diplomático del nuevo Gobierno, que además no tendría acceso a créditos de las instituciones financieras internacionales.
Fuente: Diario La Nación de Buenos Aires
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