Lo avisaron los talibanes este fin de semana, con palabras y con hechos: Atacarían la capital o los colegios electorales donde los afganos depositarán sus votos pasado mañana. Esta misma mañana, la amenaza se ha cumplido. Kabul ha sido escenario de varios ataques talibanes, entre ellos un atentado suicida cometido en las afueras de la ciudad contra un convoy de la ONU escoltado por soldados de las fuerzas internacionales. Hay al menos siete muertos, entre ellos empleados afganos de la ONU y soldados de la OTAN. Además, el palacio presidencial de Kabul y una sede policial, ambos en el centro de la capital, han sido atacados con cohetes, esta vez sin víctimas.
Según ha informado un portavoz de la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF), el atentado, perpetrado por un terrorista suicida que conducía un coche bomba, ha causado la muerte de algunos soldados de la OTAN. No se ha informado del número ni de la nacionalidad. En una nota, la ISAF dice que dispone de información "que indica que tanto civiles afganos como miembros de la ISAF han muerto y han resultado heridos en la explosión, ya que el vehículo explotó cerca de un convoy de la ISAF y de otros vehículos de civiles". No da más detalles.
En el ataque, además, han fallecido trabajadores afganos de la ONU que integraban el convoy, que circulaba al este de Kabul, en la carretera que une la capital afgana con la ciudad de Jalalabad. La misión de Naciones Unidas en el país ha informado de la muerte de dos de sus trabajadores afganos y de que un tercero ha resultado herido.
En la carretera Kabul-Jalalabad son frecuentes los ataques contra vehículos de las tropas extranjeras, sobre todo estadounidenses, que tienen varias instalaciones militares a lo largo de ella.
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