martes, noviembre 24, 2009

La fiebre del oro tiene consecuencias indeseadas; escasean lugares donde guardarlo

Caravanas de camiones blindados y cargados de lingotes y monedas de oro están dejando el centro de Manhattan, en Nueva York, como una consecuencia inesperada de la fiebre del oro.

En medio de la escalada en los precios del metal dorado ?que se han disparado 32% en lo que va del año y el lunes batieron un nuevo récord?, los inversionistas han estado cargando sus portafolios de lingotes y monedas. Un gran problema ahora es dónde guardarlos. Para HSBC Plc, propietario de una de las mayores bóvedas de Estados Unidos, la solución es elegir otro lugar.

HSBC ha solicitado a sus clientes minoristas que remuevan sus bienes de la fortaleza localizada en el subsuelo de su rascacielos de la Quinta Avenida, en el centro de Manhattan. El banco ha decidido que los clientes minoristas no son lo suficientemente rentables y está exigiendo que saquen su oro para dejar espacio a los clientes institucionales, que generan mayores ganancias.

Una portavoz de HSBC rehusó referirse al tema debido a "preocupaciones con la seguridad".

La decisión del banco británico ha creado una pesadilla logística, tanto para los inversionistas como para los equipos de seguridad a cargo de la reubicación del oro, plata y platino a otras bóvedas. Muchos de estos espacios también están bajo presión debido al aumento de la demanda.

Los inversionistas han privilegiado el oro este año debido a las preocupaciones sobre presiones inflacionarias y la estabilidad del dólar. El metal subió 1,6% el lunes para ubicarse en US$ 1164,30 la onza. A medida que el oro bate una marca después de otra, otros inversionistas llegan al mercado. Muchos de ellos están tomando posesión física del metal, en lugar de sólo negociar contratos financieros vinculados a su valor.

Se prevé que la demanda física del oro, incluyendo las barras y monedas, subirá 21% este año, a 52,3 millones de onzas troy, el nivel más alto de la historia, según CPM Group. Conforme a la cotización del lunes, el valor total ascendería a los US$ 61.900 millones.

La decisión de HSBC ha generado revuelo no sólo entre los clientes del banco, sino también entre los propietarios de los centros de almacenamiento y cámaras de todo EE.UU. "Nunca he visto un movimiento como este", señala Jonathan Potts, director ejecutivo de FideliTrade, la casa matriz del servicio de almacenamiento Delaware Depositary Service Co., que tiene dos depósitos en Wilmington, en el estado de Delaware. Las dos bóvedas de FideliTrade se han estado llenando a un ritmo sin precedentes, en parte porque está aceptando el metal que ha sido rechazado por HSBC.

Siga leyendo el artículo del diario The Wall Street Journal, Américas, publicado en el diairo La Nación de Buenos Aires

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