domingo, noviembre 01, 2009

"Los hombres sienten más una atracción fatal por el poder". ENTREVISTA Michelle Bachelet Presidenta de Chile



Durante los 20 años transcurridos desde el final de la guerra fría, América Latina ha pasado de ser un continente plagado de déspotas y dinastías políticas a ser uno en el que se impone, de norte a sur, la democracia electoral. Pero lo que no ha cambiado del todo es el ansia de los gobernantes por eternizarse en el poder. Convencidos, como Louis XV de Francia, de que después de ellos, el diluvio, buscan cómo cambiar las reglas del juego para poder presentarse a la reelección. Hugo Chávez, el presidente de Venezuela, ofrece el caso más notorio, pero su némesis, Álvaro Uribe, de Colombia, también da señales de haber caído en la misma tentación. Igual que Daniel Ortega en Nicaragua y, en su día, Alberto Fujimori en Perú y Carlos Menem en Argentina. Michelle Bachelet, la presidenta de Chile, en cambio, no evidencia ningún interés en prolongar su mandato más allá del límite de cuatro años que impone la Constitución. Pese a que los últimos sondeos le dan un 76% de apoyo popular, un logro mayor en un país hasta hace muy poco partido políticamente por la mitad, la socialista Bachelet no ha sucumbido a la droga del poder. Habrá elecciones en Chile en diciembre y ella abandona la presidencia en marzo, pero afronta los pocos meses que le quedan al mando de su país con filosófica, e incluso risueña, serenidad.

Durante una entrevista con EL PAÍS en el palacio presidencial de La Moneda, y una segunda en su casa dos días después, prefirió no hacer comparaciones entre su forma de entender la política y, por ejemplo, la de Hugo Chávez. Con la cautela y sensatez que caracteriza a su Gobierno y a gran parte de su pueblo, insistió en que "nosotros los chilenos nunca hacemos comentarios sobre otros países". No se cortó, por otro lado, a la hora de definir sus principios, que la colocan claramente del lado no del chavismo bolivariano, sino de la izquierda pragmática que gobierna en Brasil y Uruguay, y tampoco tuvo ningún reparo en sugerir que la patología del poder podría quizá incidir con más virulencia en el hombre que en la mujer. Doctora en medicina, ex ministra de Defensa de su país, Bachelet, de 58 años, es simpática y humilde, vivaz y pensativa, cualidades que detectan en ella la gran mayoría de chilenos, razón por la cual han adoptado a su primera presidenta de la historia como la primera madre de la nación. Un detalle durante la primera parte de la entrevista, no muy común en personajes poderosos: al entrar un señor con una bandeja de té, ella misma se interrumpió en medio de una frase, le dirigió una sonrisa cariñosa y le dijo: "Buenos días, Miguel. Muchísimas gracias".

Pregunta. Ya que goza de una enorme popularidad entre el electorado chileno, ¿se le ha pasado por la cabeza cambiar la Constitución de tal modo que pueda repetir en la presidencia?

Respuesta. Creo que en la vida como en la política hay que ser ética y estética. Jamás cambiaría yo una situación para beneficio personal. Si yo alguna vez hubiera pensado que hay que hacer un cambio a la Constitución, habría mandado un proyecto de ley que hubiera entrado en vigor desde el próximo gobierno en adelante, no para el propio. Creo de verdad que no es una buena política que las personas arreglen las legislaciones, el mundo político, la autoridad a su tamaño. Los cambios en las leyes, en las instituciones tienen que ser para mejorar la situación del país, no las situaciones personales. Eso no me interesa, y no estoy de acuerdo.

P. Pero, tras vivir cuatro años la pompa del poder, ¿puede entender esa desesperación de algunos por no abandonarlo?

R. No soy un buen ejemplo para contestar eso. Lo único que quiero hacer en los meses que me quedan es cumplir los compromisos con la gente, porque a eso vine. Ahora... algunos dicen que el poder es sexy. Pero a mí no se me ha generado esa droga. El boato no me impresiona, ni los fuegos artificiales. Lo que sí he visto es que tiene que ver en algunos casos con la ambición personal, que puede ser ambición de fama. También he visto que hay en esto algo vinculado al género. No sé si es un tema de la naturaleza, o si es cultural, antropológico o biológico, o está relacionado con el momento de la historia en el que estamos. Pero he visto habitualmente en el trabajo (aunque, debo de insistir, hay de todo) que en general las mujeres se relacionan con el poder más desde la óptica del servicio a los demás.

P. ...Mientras que el hombre...

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