La Luna no sólo no es un satélite seco como pensamos durante décadas, sino que además el volumen de las moléculas de agua contenidas en los minerales lunares es mucho mayor de lo que se creía hasta ahora, y estuvieron presentes desde su formación. Asegura un estudio que publica la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.
Los científicos del Laboratorio Geofísico de la Institución Carnegie, calculan que el volumen de las moléculas de agua contenidas en los minerales lunares podría ser superior al agua que contienen los Grandes Lagos, en la frontera entre Estados Unidos y Canadá.
Agregan que sus estudios determinaron que el líquido que es crucial para el desarrollo de vida como la conocemos en la Tierra, estuvo presente en las primeras etapas de la formación del satélite natural y no desapareció totalmente cuando el magma candente comenzó a enfriarse y a cristalizarse.
"Durante más de 40 años pensamos que la Luna era absolutamente seca", señaló Francis McCubbin, principal autor de la investigación. "En nuestro estudio hemos centrado nuestra atención en el hidroxilo, una molécula compuesta por un átomo de oxígeno y uno de hidrógeno, y en la apatita, un mineral que contiene agua.
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