La balanza comercial de la zona euro registró un superávit en abril, lo que indica que la debilidad del euro y la robusta demanda de los mercados internacionales como Estados Unidos y China están compensando las tensiones en su periferia.
Los grandes beneficiados han sido países como Alemania y Holanda, cuyas economías son más dependientes del intercambio comercial. Pero aunque el panorama a corto plazo de Europa se aclara, la creciente brecha entre las economías fuertes y débiles probablemente mantendrá la presión sobre Grecia, España y el resto de los países en apuros.
La caída de cerca de 15% del euro contra el dólar estadounidense en los últimos seis meses hace difícil que Grecia y España puedan reanimar sus economías mediante un aumento de las exportaciones. Por lo tanto, dolorosos recortes de gastos y años de estancamiento parecen ser las únicas alternativas a mano para acortar la distancia con las economías más competitivas del norte. Esta solución significaría años de crecimiento mediocre a medida que estas economías reforman sus presupuestos y mercados laborales, y podría desatar tensiones en Europa acerca de si el modelo exportador de Alemania es destructivo para la región.
La balanza comercial de la zona euro desestacionalizada llegó a 1.400 millones de euros en abril, US$1.710 millones, informó la oficina de estadísticas de la Unión Europea. La balanza comercial no registró grandes variaciones en marzo.
Los economistas dijeron que las cifras de abril fueron moderadas por la ceniza volcánica sobre Islandia, que interrumpió el tráfico aéreo durante varios días. Las exportaciones, de todos modos, están muy por encima de su promedio del primer trimestre, lo que sugiere que el comercio es un componente muy importante del producto de la zona euro en este lapso, dijeron los analistas. "Todos se benefician de una u otra manera, pero obviamente Alemania es el mayor exportador, así que se va a beneficiar en particular", dijo Howard Archer, economista de la consultora IHS Global Insight.
Los economistas calculan que, en general, un declive de 5% en el valor de una moneda le agrega cerca de medio punto porcentual al PIB. Pero el proceso habitualmente demora hasta dos años en surtir efecto. En esta ocasión podría tardar menos. El descenso del euro ha sido abrupto y ha coincidido con un alza saludable de la demanda global, especialmente en Asia. En ese caso, Europa podría sentir los beneficios de la depreciación del euro en unos seis meses, estima Archer.
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