miércoles, junio 16, 2010

Comienza la carrera hacia la era pos-Lula

El 1º de enero del 2011 comenzará una nueva era en Brasil, caracterizada por la ausencia de Lula da Silva. Para ello, los tres máximos aspirantes a la presidencia brasileña oficializaron sus candidaturas: Dilma Rousseff, perteneciente al Partido de los Trabajadores (PT), representará el oficialismo; mientras que José Serra, del Partido de la Socialdemocracia brasileña (PSDB), y Marina Silva, del Partido Verde (PV), se presentan como las máximas alternativas de la oposición.

De llevarse a cabo hoy las elecciones, Rousseff y Serra se enfrentarían nuevamente en una segunda vuelta de resultado incierto prevista para el 31 de octubre [a diferencia de la fórmula argentina, el ballottage brasileño se da cuando ninguno de los candidatos alcance el 50% más uno de los votos válidos]. En la actualidad, ambos candidatos se encuentran en un empate técnico con un 37% de intención de voto, mientras que Silva reúne alrededor del 10%.

Estrategias electorales. En lo que respecta a la caza de votos dentro del Brasil, Serra apunta al Norte y Rousseff mira al Sur. Esto es porque Serra concentra su base electoral en el Sur-Sudeste, que reúne los estados más desarrollados, mientras que Dilma hereda el baluarte electoral de Lula, centrado en el Norte-Nordeste, que comprende los estados con la mayor tasa de analfabetismo y pobreza, y los más beneficiados por el programa asistencialista Bolsa Familia.

Por este motivo, Serra lanzó su candidatura en el estado nordestino de Bahía, donde el entonces candidato del PSDB a la presidencia, Geraldo Alckmin, sufrió una derrota de 40 puntos contra Lula en el 2006.

Ubicados en el Sudeste, Minas Gerais y Río de Janeiro -el segundo y tercer mayor colegio electoral de Brasil respectivamente después de San Pablo- también pueden ser decisivos para definir la elección: con bajos índices de asistencialismo y un alto nivel de escolarización en comparación al resto del país, en el 2006 el voto se dividió entre un candidato fuera del PT para gobernador y en Lula para presidente, que se impuso en ambos distritos por una diferencia de 2,6 millones de votos. Hoy es una incógnita cómo se conjugará ese fenómeno con Rousseff para la presidencia.

Fuera de un análisis regional, la estrategia de cada candidato no cambió sustancialmente en los últimos meses. Rousseff y Serra continúan esforzándose en suavizar su imagen. Ambos son candidatos poco carismáticos y los medios de comunicación los presentan como figuras políticas distantes, a diferencia de Silva que, a pesar de su tercer lugar, se muestra como una comunicadora más eficaz.

En términos de discurso, Rousseff repetirá hasta el cansancio que es la continuidad de Lula, mientras que Serra, con un discurso centrado en su vasta experiencia política, hará lo imposible para criticar directamente al actual mandatario recordando al electorado que él no es su rival electoral.

Por su parte, Silva -la actual exponente de los verdes , ex militante del PT y ministra de Medio Ambiente de Lula-, busca romper con la polarización entre Rousseff y Serra dirigiéndose hacia un electorado joven, centrando su discurso en la cuestión medioambiental con su propuesta de desarrollo sustentable consistente en un crecimiento basado en el aprovechamiento racional de los recursos naturales.

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