jueves, junio 17, 2010

Un presidente ansioso por mostrarse en control

La promesa del presidente Barack Obama de dejar la costa del Golfo de México en mejores condiciones de las que estaba antes del derrame de petróleo suena conocida. Repite de manera inquietante la promesa hecha por el presidente George W. Bush de reconstruir Nueva Orleáns dejando esa ciudad "más alta y mejor" después del huracán Katrina. Bush no pudo cumplir su promesa. Y probablemente Obama tampoco pueda hacerlo con la suya.

Parte del aprieto en el que se encuentra Obama posiblemente sea responsabilidad suya. Constantemente ha estimulado elevadas expectativas respecto de su desempeño, primero durante la campaña presidencial y ahora desde la Casa Blanca. Pero su ansiedad por asumir "responsabilidad" chocó contra un muro de realidad, la de tres crisis que desafían cualquier resolución fácil: una grieta en el fondo del océano que vomita petróleo y que ni los científicos de BP (British Petroleum) ni los del gobierno pueden obturar; una guerra de casi una década en Afganistán que Obama no puede concluir y una frágil recuperación económica que no está creando nuevos empleos.

En cada uno de estos casos Obama ha respondido equilibrando expresiones esperanzadas con cautelosas advertencias de que el camino que se extiende ante Estados Unidos es largo y difícil. Y se está acabando la paciencia. Una mayoría de los estadounidenses -el 52%- desaprueba la manera en que Obama manejó el derrame de petróleo, una cifra significativamente más alta que el mes pasado, cuando muchos aún no tenían una opinión formada, según reveló una encuesta de AP.

Ante la proximidad de elecciones que determinarán quién controla el Congreso, la Casa Blanca y los legisladores tratan de esquivar la responsabilidad por el derrame. Ayer el mandatario logró un necesario éxito con el anuncio de BP de un fondo multimillonario para pagar los reclamos por daños. Tuvo una conversación privada con el presidente del consejo de administración de BP en el Salón Oval. El mismo escenario elegido por Obama para dar su discurso de anteanoche. El hecho de que Obama haya elegido ese lugar para hablar a la nación, en el horario de más audiencia, fue una estrategia para subrayar la gravedad de la crisis y proyectar, a la vez, la fuerza y el compromiso del presidente. Fue un intento de mostrarlo plenamente en control y solidario con la gente de la costa del Golfo de México.

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