Apenas asumió el poder en forma interina hace cuatro años, Raúl Castro dejó claro en una intervención pública que no trataría de imitar a su hermano. En realidad, aunque lo hubiese intentado, nunca lo habría logrado, porque Fidel Castro, para bien o para mal, es un personaje irrepetible en la historia de Cuba. Asumido su papel de heredero accidental de la Revolución, Raúl quiso soltar lastre y un año después, en julio de 2007, llegó a sugerir en un discurso que algunas ideas impulsadas en el pasado por Fidel estaban desfasadas.
La histórica intervención de Raúl el 26 de julio de 2007 -el día del aniversario del frustrado asalto al cuartel Moncada que marca el inicio de la gesta revolucionaria- le valió ni más ni menos que la censura en su propio órgano de difusión, el diario Granma , oráculo del Partido Comunista de Cuba desde los años 60. Del discurso de Raúl Castro había sido extirpado el comentario más jugoso, aquel en el que cuestionaba que, debido a la deficiente productividad del país, la leche tuviera que estar racionada y destinada casi exclusivamente a los niños menores de siete años.
"Hay que borrarse de la mente eso de los siete años? Llevamos 50 años diciendo que hasta los siete años? Hay que producir leche para que se la tome todo el que quiera tomarse un vaso de leche", sentenció Raúl en la ciudad de Camagüey mientras trataba de convencer a su audiencia de que el objetivo de la revolución era, a partir de ese momento, aumentar la producción del país a cualquier precio. Su discurso fue reproducido al día siguiente en Granma . Pero la frase de la leche había desaparecido del texto, como si el general no la hubiese pronunciado nunca. Si no hubiera sido por las imágenes de televisión y por la presencia de los miles de cubanos que aguantaron a pleno sol su alocución, nadie se habría enterado de la crítica de Raúl.
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