Las autoridades estadounidenses temen un alza en las patologías mentales relacionadas con el estrés y la ansiedad entre los ciudadanos del Golfo de México afectados por el vertido de crudo de la multinacional BP. Aunque no hay aún cifras ni informes oficiales sobre el tema, las evidencias comienzan a acumularse entre los pescadores de la zona y sus familias.
Kindra Arnesen, originaria de la costa estadounidense del Golfo de México, está tan ansiosa a causa de los efectos del derrame de petróleo de BP, que está empaquetando las pertenencias de su familia para dejar su pueblo. "¿Estrés? Se me cae la ropa (debido a la pérdida de peso). El nivel de estrés aquí es tremendo. Mi marido ha envejecido 10 años en dos meses", dice Arnesen mientras carga sus pertenencias en una camioneta afuera de su casa en Venice.
Arnesen ha fundado recientemente la red de Esposas de Pescadores Comerciales para responder a las presiones dentro de la comunidad. Hace dos días, un amigo le dijo que estaba tan molesto por no haber logrado que BP lo contratase en las tareas de limpieza que estaba considerando suicidarse. Además, Arnesen tiene sus propias preocupaciones. Su marido no puede trabajar como camaronero porque las autoridades han cerrado las zonas del Golfo de México a la pesca y sus hijos y otros familiares han enfermado debido a lo que ella cree que son toxinas transportadas por el aire provenientes del derrame.
"El impacto sobre la salud mental aquí (...) y el nivel de incertidumbre se está cobrando su precio sobre las personas y eso es una enorme preocupación", dice Arnesen.
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