jueves, septiembre 23, 2010

Alfonso Cano, el próximo objetivo

El Cañón de las Hermosas tiene 28 veredas, ubicadas a más de seis horas de viaje en carro por carretera destapada desde el municipio de Chaparral, en el sur del Tolima. Para transitar por la región hasta hace pocos años era obligatorio portar un carné que suministraban las Farc. El ‘documento' estaba clasificado y ‘daba fe' de que quienes ingresaban eran reconocidos habitantes, visitantes habituales o personas con permiso especial de entrada. Si alguien pretendía ausentarse, debía avisar por lo menos con un mes de antelación.

En una escarpada montaña de esa zona del país es donde las Fuerzas militares buscan ahora a Guillermo León Sáenz, alias Alfonso Cano, el guerrillero que sucedió en el mando de las Farc a Manuel Marulanda -Tirofijo- a quien una vieja enfermedad le quitó la vida cuando huía tras la arremetida de las Fuerzas Militares, en marzo de 2008.

Informaciones de Inteligencia conocidas por El Espectador dan cuenta de que Cano permanece en la zona y que sólo allí se siente seguro, dadas las condiciones topográficas del área. El jefe guerrillero estaría viviendo en túneles construidos para preservar su seguridad y la de las 26 personas de confianza que lo cuidan. El Ejército duda de que sea cierta la versión según la cual anda con 600 hombres, pues Cano sabe que entre menos personas estén con él menos evidente es su presencia.

Vive como un ermitaño. Está desconfiado y místico. Dirige a la organización armada con un computador como único enlace con el mundo exterior. Aunque también se saben detalles como que carga algunos libros, su captura no es tarea fácil. El principal problema para los militares es ubicar el túnel exacto en donde estaría, pues la zona tiene varios pasadizos subterráneos, algunos de ellos construidos desde la época en que nacieron las Farc y que en su momento sirvieron para resguardar a Manuel Marulanda Vélez y sus anillos de seguridad.

Cano conoce al dedillo esa zona del país. Ha sido su retaguardia histórica desde que comenzó su ascenso en la organización armada, en la que escaló a la sombra de Jacobo Arenas, amistad de la cual heredó también el mote de ideólogo de las Farc. No obstante, en la época de los diálogos de paz del Caguán dejó claro que podría ser incluso más duro para la negociación que el propio Mono Jojoy, el jefe del ala militar.

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